19 de diciembre de 2010

Seguro

¿Seguro que esta vez es seguro?, desde julio que ofrecen contratarte, te dicen: “seguro que de este mes no pasa, no te preocupes”, ¿estás seguro de creerles otra vez?, seguro que esperas un sueldo muy gordo y jugoso, seguro que no te lo dan. Seguro que te atrae eso de ser Ejecutivo de Siniestros en una compañía internacional de Seguros, andar en traje de lunes a jueves con paso seguro y corbatas coloridas que de seguro no riman nunca con tus camisas. ¿Estás seguro?, ya sabes, no es que sea tu vocación, pero eres economista, para bien o para mal, aunque no estés seguro del porque, eres economista, así que ¿acaso vas a sacarle el VAN de los neumáticos pinchados, o vas a calcular la TIR de los guardafangos abollados?, seguro que estas muy ilusionado, pero también es seguro que te vas a aburrir, ya pasamos por esto antes, seguro esta vez juras será diferente, o seguro que hay una muñeca de por medio, seguro alguna chica con cuello de cisne, cintura breve y ojos de luna llena te hace quedarte amarrado a la roca de Prometeo, seguro que es por culpa de la cadenita.

De todas maneras, piénsalo bien, tienes que estar seguro antes de firmar, pensarlo dos veces, saber si es seguro tu futuro en una compañía de seguros, si es seguro que aprenderás algo de lo que seguro no querías estudiar cuando más joven, si es seguro que ella te va a hacer caso esta vez o si seguro que vas a terminar como siempre olvidando en un rincón con el mismo amigo que escucha la historia por quinta vez. Ten cuidado, ¿estás seguro de querer trabajar en una compañía de seguros?

12 de diciembre de 2010

La Cadenita

Todo depende de la estrategia, si la estrategia es buena se puede conseguir cualquier cosa. La primera vez que la vi yo seguía un poco mareado por lo de la noche anterior, no me había cambiado de ropa y más de 3 veces había terminado en el piso de una calle desconocida. Llegué a ver un ómnibus que me llevaba a casa, pero aun no estaba lo suficientemente despierto como para alcanzarlo, me detuve en el paradero a esperar que mejorara mi suerte, sospecho que era lunes porque la calle se llenó de personajes en traje, molestos y apurados, como condenados a un ciclo inacabable de idas y venidas. Entonces apareció ella, el brillo de su cadenita de plata entre tanto hombre gris llamó mi atención, llevaba un saco oscuro y tacones altos, subió a un bus cuya ruta no conocía, pero que por esos días lo tomé religiosamente.

El primer día yo andaba muy mareado para acercarme, ella bajó en Miraflores, y yo seguía estrenando calles esa mañana. Entro a una empresa cuyo nombre no pude distinguir bien desde la esquina, regrese a la avenida principal, tomé el vehículo de regreso a la calle donde la vi por primera vez, y aprendí la ruta que tenía que tomar al día siguiente desde mi casa. La mañana siguiente ya estaba muy despierto, a pesar de haber tenido que madrugar para encontrarla a la misma hora del día anterior; iba con la ropa más limpia que tenia, unos jeans anchos, una casaca con capucha y un par de zapatillas muy cómodas para seguirla todo el día, subimos al bus algo apretados e intente aprovechar esto para crear el primer acercamiento, llevaba la mirada tan fija en su cuello que ella volteó y me miró con miedo, quizás la combinación de mi ropa, tan diferente a la suya y mi mirada tan obsesionada la asustaron e impulsaron a zambullirse en ese mar de gente preocupados por estar llegando tarde a la oficina.

Había que cambiar la estrategia, tenía que homogeneizar mi imagen a la de ella, si ella usaba pantalón de vestir, blusa y saquito, yo me conseguiría unos zapatos, pantalón de un traje incompleto y camisa, hasta me peine con raya al costado y todo, cogí un libro de esos que me dejó mi padre para redondear la imagen de hombre decente e intelectual, desde que llegamos al paradero ella notó mi presencia, no necesite acercarme, subimos juntos al bus, nos sumergimos juntos en el mar de empleados tardones, tropezamos algunas miradas, nuestros dedos se buscaban en el pasamanos, nos pisamos también algunas veces. Yo me bajé en Surquillo, de ahí tome el carro hacia mi casa, ella no se sí habrá llegado a Miraflores, si habrá bajado detrás mío, o si fue muchas cuadras después cuando se dio cuenta que le faltaba la cadenita.

3 de diciembre de 2010

Los días

Un día, los días. Despiertas. Otra vez, esclavo de un sol que te engaña y le da un falso olor a nuevo a la rutina que vienes actuando hace ya un año, cinco meses y diecisiete días. Es martes.

Mientras el agua termina por despertarte recuerdas que hace ocho meses que nadie más te ha visto desnudo, le buscas el lado positivo y te consuelas creyendo que es una ventaja por lo mucho que te ha crecido el abdomen. El agua aun esta fría.

Algún día aprenderás a hacerle nudo a las corbatas, mientras tanto sigues dependiendo de que el gusto de tu hermano coincida con el gusto de tu madre para escoger camisas. Algún día aprenderás a planchar.

Alistas las llaves, la billetera, el celular, las gafas, la bendición de tu madre, las facturas que le debes a tu padre, mientras el perro ciego intenta despedirse, y ruegas por que el reloj estuviese adelantado. Esa corbata no combina con esa camisa.

La mañana que aun no termina de abrirse, te deja esperando un bus no tan lleno donde puedas colarte aunque sea en las escalerillas de la puerta, y siempre te preguntas, ¿para que se molesta tu madre en lustrarte los zapatos si igual te lo van a pisotear una manada de oficinistas tardones y malhumorados, para que cuidar el saco si siempre se van a sentar encima las gordas amas de casas con sus bolsas vacías de mercado con inflación, o para que levantarse más temprano si siempre serás un tardón?.

“Es el día 532” te dices a ti mismo sin que nadie entienda porque cuentas los días que pasas en esa oficina, en ese cubículo, en esa silla giratoria, anatómica, ergonómica, autoregulable. Comienzan el engranaje del reloj, a veces tu jefa te grita por algo que hiciste hace un mes, la semana pasada, o pasado mañana, algunas otras veces te felicita y te dice que puede abrirse una vacante para ti, mejor mañana conversamos del tema, mañana, mañana, mañana.

Archivas, cuentas, sumas, suena el teléfono, la miras, niegas, rechazas, te enamoras, no contestas el teléfono, restas, respondes un e-mail, subes, desconectas tu teléfono, imprimes, la sigues mirando, revisas, reimprimes, tu jefe pregunta ¿Por qué no contestas el teléfono?, bajas, comes, te estiras, bostezas, suena el teléfono, te enamoras otra vez, inventas excusas, respondes reclamos, la miras de costado, estrenas errores, envías cartas que no dictas, que no firmas, ella descubre que la miras, coordinas algunos pendientes para mañana, acomodas la silla (giratoria, anatómica, ergonómica, autoregulable), ella te sonríe coqueta, terminas las sumas, olvidas las restas, abrevias las palabras, suena el teléfono, seis de la tarde, apagas todo, te despides escueto, suena el teléfono.

El viaje de regreso es similar al de salida, solo que más oscuro, regresas a estar tirado sobre la cama renegando por vez 532 de la oficina, cenas, ves un episodio repetido de un serie que acabo hace 8 años, al final ellos se casan. Hablas por teléfono, lees algún libro usado que compraste muy barato en una feria de la universidad, le faltan algunas hojas. Te duermes finalmente. Despiertas. Otra vez, esclavo de un sol que te engaña y le da un falso olor a nuevo a la rutina que vienes actuando hace ya un año, cinco meses y dieciocho días. Es miércoles.

1 de diciembre de 2010

Sandalias Lilas

Carla tenía el atuendo de verano y unas sandalias lilas con los que paseaba en un inicio. Ella llevaba muy poco peso en la cartera, pero en la mirada se jalaba la vida. Jorge pensaba en las distancias, el día que la conoció. En las distancias que había entre ella y su atrevimiento de acercarse a conversarle, a preguntarle por la mirada, por la sonrisa, por la tristeza. Carla llevaba el cabello suelto cuando se conocieron y una mirada que demostraba que cargaba mucha tristeza. Quizás eso le gusto a Jorge, su mirada, la tragedia, la distancia. Siempre le acusaron de su facilidad con el drama, tendía a convertir en tragedias, pequeños acontecimiento que le sucedían. Así le pudo conversar a Carla, cuando le pidió información sobre un curso por el cuál podía jalar y terminar dejando la universidad, era su exageración, posiblemente su mejor excusa. Ella, quizás, ahí, también le gusto Jorge. Carla tenía la costumbre de preocuparse por los demás y Jorge encajaba perfecto con su tragedias inventadas. Siempre tenía una para ella y para cantarle alguna canción mientras ella se bañaba con sus sandalias lilas. A él le encantaba aquella sandalias, desde el día en que los trajo por primera vez a su habitación y le dijo que iban a quedarse acá, para andar por el cuarto o bañarse en las mañanas, después de haberse amado durante la noche. En realidad fue lo único que trajo y lo único que dejo. A Jorge le gustaban las sandalias lilas, porque, en las mañanas, era el único atuendo que ella usaba. Desnuda y con sus sandalias lilas, era hermosa verla andar por toda la habitación. Él sonreía mientras ella le respondía con alguna coqueteria. Ahora que ordena el cuarto mientras escucha vieja música, Jorge se percato que se quedaron las sandalias lilas, sabe que pronto tendrán que ser guardadas, quizás quien entra se puede quejar, pero prefiere mientras tanto cantar aquella melodía de antaño mientras mide las distancias que ahora hay entre su cama, las sandalias lilas y ella que lo está mirando.

14 de noviembre de 2010

¿Qué es la vida?

No es solo sexo dijo el virgen,
No todo es dinero dijo el magnate,
Descansar dijo el obrero,
Un trabajo dijo el vago,
Que me contraten dijo el pasante,
Que me jubilen dijo el contratado.

Libertad escogió el preso,
Paz pidió el soldado,
Crecer quería un niño,
Envejecer temía el adulto,
Sufrir predicó el cura,
Aprender enseñó el sabio.

La soledad dijo la viuda,
La verdad dijo el mentiroso,
Tu amor dijo el amante,
Volverte a ver dijo él ciego,
La mujer dijo el vouyerista
La muerte al fin. Siempre.

29 de octubre de 2010

Volteando la mirada

¡Rodriguez Salazar, Javier! Acaban de gritar un nombre y entre tantos sacos y corbatas se levanta uno, algo sorprendido y se acerca al señor. Lleva su sobre naranja que narra escuetamente lo que ha hecho hasta hoy, quizás le sirva luego para no olvidar. Buenos días señor ¿Cómo? ¿Por qué me gustaría trabajar en su empresa? Da una respuesta prolongada. No se cree nada de lo que dijo, inclusive ni siquiera lo entendió. Acá seguimos siendo un mar de soñadores laborales, nos miramos y vamos encontrando nuestro espejo en el otro. Una vez más vuelvo a sentarme con tanto extraño, que ya los voy sintiendo familiares. Las colas, los trajes, la sonrisa y aquellos apretones de mano van marcando la pauta de esos días, promesas de futuros inciertos y el camino al calvario, a la condena de la rutina, pero todos queremos el fuego de Zeus y que luego nos coman las entrañas. Pelearemos por las cadenas con los aromas prestados y los trajes cada vez más gastados, cansados. Es un mar humano y la incertidumbre va imperando en la sala de espera. Tienes un recuerdo esquivo de haber estudiado para algo, algo que no encontrarás acá. Poco a poco fuiste derrotando las ambiciones y conformándote con sueldos miserables. Ya no te encuentras en el espejo, ni en ese cuadro con sombrerito negro y mandil. Ya no recuerdas el gran discurso que le diste a tus compañeros y esa loca idea de ser gestores del cambio, aquel reclamo e indignación por el atropello y la búsqueda libertaria de la dignidad humana. Ahora formas la cola esperando ser llamado, has vuelto a rezar y el insomnio nuestro de cada día no te abandona. ¿Haber dígame? ¿Por qué le gustaría trabajar en nuestra empresa? Me mira, los ojos le brillan y me suelta una respuesta prolongada que ni él se la cree. Leo su currículum. Estudió Ingeniería Industrial y postula para asistente en una oficina de atención al cliente. Veo mi reflejo en sus ojos brillosos y siento su caída honda. Hay un breve silencio, él no me quita la mirada, no encuentra su mirada. Bienvenido.

28 de octubre de 2010

Vicio

A veces parece un vicio el no querer dormir, otras veces es inevitable. Cuando tu abdomen tiembla de la impotencia y tu mano escribe lo más rápido que puede las ideas que tu mente vomita por la rabia y por la desesperación de sentirse insatisfecho con la imagen que te regreso el espejo, comofuequellegamosaterminarasi. Respira, como fue, el desorden de los días, las mañanas perdidas en quien sabe que nube o tras cual falda, las derrotas anunciadas en versos de Vallejo, o el simple hecho de saberse perdido en un laberinto de mil y unas noches, ¿quehacemoscarajo?, comoparamosesto. Respira, busca soluciones, es un circulo vicioso, te preocupas, duermes poco y mal, pierdes la misma guerra contra las sabanas todas las mañanas, no tomas un buen desayuno, viajasenunestadodeplorablehambrientoytardon, respira, llegas tarde (otra vez) y ya es la tercera oficina que te contrata este año, entonces te amenazan, te hacen firmar memorándums al por mayor, te preocupas, duermespocoymal,pierdeslamismaguerraetcetcetc. Y si quieres un consuelo, te ahogas en cerveza, escuchas tus discos favoritos, esos que no sirven para nada más que para ponerte peor, llegas ebrio a casa y tu mujer ha tirado tuscosasporlaventana3vecesestemes. Así que vas por ahí esperando que se te pase un poco la borrachera o que se disipe tu mente, hasta que te olvidas de las avenidas, o de los atajos, y saltan dos sombras del callejón más cercano ysellevanelcelularqueaunnoterminasdepagar, respira, ya pasó, y se llevaron también la billetera, y carajo al día siguiente se le ocurre a tu jefe abrazarte efusivamente buscando devolverte la motivación que tenias hace algunos meses y siente todalamarcaquedejoelalcoholentucuerpo, y tu mujer se ha ido para siempre otra vez, y en la noche malditasealanoche, una mano blanca y de mujer se posó en tus rodillas y entregó su boca como un escape, comounasalida, hasta te dio una billetera nueva y las copas fluyeron, pero hasta antes de las 12 mejor que mañana no puedes llegar tarde de nuevo, y lo mejor sería tomar un taxi para ver si la prisa llama al sueño, y malditaseasemequedolabilleteranuevaeneltaxi, respira, ya pasó, tranquilo, así no podras dormir, dile a esamalditamanoquedejedetemblar, vomitas lo poco que has comido y mañana seguro que llegas tarde, o se va otra mujer, o tuvidasiguesintenersentido, carajo, mejor nos secamos la botella de un sorbo.

24 de octubre de 2010

Sus espejos

La gente pasa totalmente distraída. Es un mar humano que se mezclan en las calles, apenas si te descubres, apenas si te reconoces entre los ventanales de los bancos o en las miradas desconcertadas de los transeúntes. Es raro, lo sabes, es raro seguir el mismo camino, los mismo paraderos de aquella ciudad.
Ahora llevas una chalina por el frío, un libro te acompaña. Acabas de recordar una vieja canción que algún recuerdo propició. Sonríes, sabes que en la otra esquina el bullicio es más notorio, pero esta calle mantiene a los lejanos, algo cercanos. Buscas jugar y te confundes entre la multitud ¿Dónde estoy? Sabes bien donde estoy. Me distraía al no mirar la otra acera, no contar los pasos en cada cuadrado, no repetir el tropiezo con el mismo bache que dejaron al construir la nueva pista de la modernidad. ¿Me permites? Cuando mires al espejo y no te encuentres, no te preocupes, quizás andas extraviada entre la multitud, quizás confundiste el camino, quizás es el apuro de los días, quizás te robaron la mañana, quizás falte más motivos. La ciudad sin presentación se sigue mostrando de a pasos y miradas cansadas y te refleja el charco de la calle garuada. Su arco iris tímido muestra las tonalidades de grises que apenas puede soltar. Y cada vez que te olvidas te vuelves a encontrar entre ventanales de los bancos, charcos de garúa y ojos de lunes.

23 de octubre de 2010

El Detalle que faltaba

Sé que andas por ahí invitando a pecar, convidandome algo de ti, sin conocer realmente tus límites. Sé que llevas una ligera libertad para correr a velocidades emocionantes, exitantes. La idea se te escapa por los sueños, por las noches, mientras el calor acaba en el sudor que derramas entre sábanas. Sé que seras, luego, el motivo del olvido y tendrás que cubrir la ausencia por otros lares, la necesidad, el deseo que va conquistando tu cuerpo poco explorado. Sé que existe un quizás para ti, un tal vez, que te permita seguir los caminos ocultos. Pasajes que se van abriendo. Jugaras con tu atrevimiento y me dejaras irte interpretando de a pocos, de a muchos, según como anden tus deseos, tus ganas de no ir perdiendo el tiempo y aprovechar esa línea anexada que puede haber cuando existe la codificación del mensaje, tu mensaje, la interpretación del bullcio, la sonrisa, la mirada, tu silencio, la cercanía, esa amistad extraviada, ese pecado maldito, bendito. Sé que tú sabes, quizás ahi este el detalle que faltaba.

10 de octubre de 2010

Pretendiente

Soy mejor como pretendiente que como novio, quizás debí decírtelo hace mucho tiempo, pero eso habría arruinado mi estrategia, ya sabes, después de todo fui el mejor pretendiente de todos los que tuviste, por algo conseguí lo que ellos te reclamaban. Ya después nunca nos imaginamos que las cosas saldrían así, solo sé que fui un buen pretendiente, que siempre estuve ahí para abrirte las puertas de la oficina, que sincronice mi horario a tu rutina, que supe colarme entre tus amistades, generarme los momentos para ganarme alguna mirada que se resbalaba por tu espalda y caía a mis pies y sonreírte y comprobar con miedo que me sonreías y que también tenias miedo. Fui un buen pretendiente, sabia cual era mi labor, de aguardar en la esquina un encuentro casual creado tras muchas noches de cálculo y compartir una vereda roja deshojando temas escogidos al azar también, sabía anochecer viendo una foto que te robe desprevenida, donde me sonreías cómplice sin darte cuenta, supe llenar mis sueños con tu cuello y esa cadenita de plata que cubría su desnudes, supe tropezar tus manos con las mías y hasta supe memorizar de casualidad tu poema favorito para nuestro primer beso. Pero luego me cambiaron las reglas del juego, y tenía que luchar en terrenos desconocidos para mí y mis teorías de excelente pretendiente, fallé como amigo, respondí a tus suspiros con historias falsas e impresionantes, nadie me enseñó cómo ganarme a tus padres, no sabía qué hacer con tus ataques de ira, como responder a tus llamados de auxilio, te fallé en la cama, jamás pudimos negociar una estrategia contra ataques de celos. Soy mejor como pretendiente que como novio, quizás debí decírtelo hace mucho tiempo, ahora veamos cómo me va como ex.

25 de septiembre de 2010

Azar

Encontré whisky cuando buscaba té,
Como encontrar dinero en los bolsillos de un pantalón que olvide hace tiempo,
Como levantarme con una resaca insoportable y la chica más guapa de la fiesta a mi costado,
Como sentarse sobre un celular último modelo en el taxi de regreso a casa
Como contestar el teléfono y encontrarte al otro lado de la línea.

Encontré hielo cuando buscaba azúcar,
Como encontrar el deseado ascenso en una reunión de puntualidad,
Como sacar 20 en un sustitutorio,
Como colarse desde Tribuna hasta Platinum,
Como encenderlo un cigarro a Sabina en un bar.

Ahora, si me traen una botella de guaraná,
Unas cerezas para algún experimento de barman,
Dos o tres cajetillas de Lucky Strike,
Y sobre todo si los traes tú,
Podremos olvidar que la noche está perdida y soñolienta
Que el plan era dormirse entre sollozos y lamentaciones,
Que no te has ido, que no hubo despedida esta mañana.

19 de septiembre de 2010

El cielo es el límite

Se trata de reirse un poco de si mismo

Ya es el momento, quizás por fin sea hora de actuar, ponerme mi mejor camisa y decir “señor deme un par de huevos por favor, que me hacen falta”. Quizás ya llegó el reloj a mi hora, y es el tiempo propicio para la caminata en ascenso hacia otro cielo por encima del techo bajo el que me encerré; quizás, madre mía, no sea más un manojo de promesas sin cumplir; quizás, amigos míos, les de los empleos que les prometí al terminar la secundaría, quizás, mi amor, nuestro hijo pueda nacer en una clínica de París, y llamarse en francés con apellido piurano, o quizás hasta eso se podría mejorar con algunos ceros más en la cuenta bancaria. Quién sabe, tal vez solo basta con que desempolve algunas buenas costumbres, saque un hambre nuevo e insaciable por más y más, como un inversionista en la cresta de la ola, quizás coja esos huevos que me compré y pida un mejor sueldo, o mejor un ascenso, eso es, un ascenso, yo no estoy hecho para mi presente, yo no pasé lo que pasé para pelearme por tu parachoque, yo no me amanecía econométricamente para rebajarte la factura por tu llanta de repuesto, yo no estudié cálculo dinámico para armar las cajas del archivo (primero el fondo, después la tapa), yo no estoy con mi título aun brilloso para que me digas “hijito”, “Giancito”, “niño”, “ey tú trae eso para acá”, yo no quiero que me den la peor computadora de la oficina, yo no estoy para quemar mis días resolviendo los errores de conductores suicidas, yo no quiero vivir nadando entre autitos chocadores, ya no quiero saber cómo llegó eso a tu parabrisas, yo no estoy para evaluar choques de autos, yo quiero más, yo quiero llegar más alto, el cielo es el límite, merezco soñar más alto, pasar el techo falso de mi oficina, quiero llegar más alto, ya no quiero trabajar en seguro de autos, ahora mejor voy a trabajar en seguro de aviones.

6 de septiembre de 2010

Volver

Todas las calles guardan un secreto, sobre todo las calles donde crecí, aprendí y olvidé las cosas que me quisieron enseñar, como mis viejas callecitas de la adolescencia donde alguna vez terminé mal una pelea o el portón de la fábrica donde fallé tantos goles imposibles. Todos los caminos se vuelven a pisar dos veces en la vida, ya sea por voluntad propia o por algún pretexto perdido en las excusas de la rutina que hoy me hacen volver. Todas mis calles guardan un dolor, como el umbral de su puerta, por donde pasaba cada mañana para esperarla salir con el cabello castaño recién bañado y su falda a cuadros muy pequeña, mientras yo ensayaba una mueca de casualidad para su umbral y trataba de convencerla todo los días de que teníamos el mismo destino, que ibamos a la misma escuela, y que no me molestaba desviarme 30 minutos diarios de mi ruta para pasar a la misma coincidente hora por su casa.

Hay algunas canciones que le recuerdan rutas a nuestros pies, como ese Volver de Gardel, y no fue apropósito lo juró, fue culpa de mi reproductor musical, y ya luego no pude evitarlo, bajarme en ese viejo paradero donde antes solía leer los encabezados sin comprar nada, pasar por la nueva fachada de mi antiguo hogar, revisar los escondites infalibles a la hora del juego, buscar algún rastro de mi rayuela en la acera. Seguir directo mi camino ritual hasta su casa, mirar de reojo la silla donde la espere, entrar a la panadería desde donde vigilaba que se abriera su puerta y saliera para dejarme acompañarla en ese camino edénico y tartamudo que duraba algunas horas para mi, algunos minutos para ella, donde quizás algún día me atrevía más y fingía tropezarme torpemente para caer a su costado, o inventaba que tenía algo en el cabello para poder desenredar un rayo de sol matutino que se le había quedado prendido en un costado. O la esquina donde quizás se me ocurrió invitarla por primera vez al cine con mis propinas de escolar, o la curva donde quedó escondido mi miedo a morir desangrado en sus pies diciéndole que solo vivía para ella, para acompañarla en las mañanas y soñar todas las noches planeando el día siguiente.

Así los vientos de otros tiempos mejores cambiaron nuestros rumbos, hasta que esa canción me trajo hasta aquí, por aquello de volver, y entre que compraba una empanada de esas que comía de joven cuando se tardaba en salir, la canción de Gardel en mis oídos seguía sonando y quizás tenía razón, y tal vez veinte años no son nada, y podría demostrarle a la vendedora que me había reconocido con lástima que no es tan malo vivir con el alma atrapa en un recuerdo, y que ya no tengo miedo del encuentro, que ya no quiero torturarme todas las noches con futuros inventados y castaños, quizás, quizás aun hay esperanzas, a menos que no sea su sobrino el bebe que lleva en brazos por esa calle que va camino a la escuela.

30 de agosto de 2010

Comunicación

No hay porque preocupar. Yo sólo quería decir alguna palabras hoy, pero bueno dilo tú. No te quiero interrumpir, dime que pasa. Disculpa que me ría pero acabo de recordar lo que hizo Carlos, lo hubieras visto, realmente es un payaso y creo que nato jajaja, pero dime que pasa, porque esa cara. Recuerdo haberte visto así la vez que saliste mal en un examen ¿volviste a jalar? ya bueno, no te interrumpo, dime que pasó. Pero en verdad tu rostro está un poco pálido. Te acuerdas cuando fuimos de viaje a las alturas y tú no podías ya ni caminar, pareciera que estuviéramos ahí y ya me estás empezando a preocupar. ¿No tienes algo que decirme? Tu mirada se ve extraña y ya estas empezando a fruncir de nuevo la ceja. Te dije que te queda hermoso, lo sé, es curioso que lo provoque, pero créame no es intencional, es natural. Creo que te provoco los estados opuestos del ánimo. Por cierto la vez pasada mis amigos me decían que yo siempre tenía la última palabra en nuestra relación...Sí mi amor, jajaja. No te causa risa, ah verdad me ibas a contar algo importante, esta bien ya no te interrumpo, prometo quedarme callado. Mi madre me decía eso cuando entraba a la iglesia. Hijo prométeme que no le vas a andar preguntando al padre en plena misa cómo se llama tal santito o porque tal milagrito no te ha cumplido el divino señor. Y yo siempre prometía como te lo prometo ahora, aunque debo confesar y terminaba confesándome para poder preguntarle ahí al curita sobre mis milagros incumplidos o las ovejas rehenes que tenía de mi nacimiento, pero bueno cuénteme usted....¿Dónde estas? Carajo me quede dormido.

Puntos Suspensivos

Sólo quería poner el punto punto suspensivo, por eso regrese. Luego de escribirle varias veces y recomponer el escrito de tantos borradores, no pude percatarme de esa falla. Ya sabe, anduve distraído, queriendo componer el mundo en un viejo cuento que perdí en nuestro segundo paseo, mientras iba ideando escribirte un poco más, no tanto menos.

Perdone la intromisión en sus sueños, que le robe algunos pensamientos, es que ando buscando la forma de ponerle esos puntos suspensivos. Ya sabe para aclarar la ausencia de aquello que falta descubrir. Algunos argumentos más que se sueltan en la mesa, esas barajas que se pierden en las mangas.

Buscando todos los motivos, puede que suene algo metiche, fetiche, pero no quiero robarle los puntos suspensivos a la historia, ni ponérselo a usted, aunque debo confesar que le quedaría muy bonito, un vestido de puntos suspensivos o tres lunares traviesos por su cuello. Se lo imagina, me permite hacerlo. Dejar inconclusa aquella historia para regresar a terminarla luego, cuando el tiempo no nos reclame tanto y nuestros puntos sean los rastros que dejamos.

3 de agosto de 2010

No me gusta este recuerdo

No me gusta este recuerdo, pero tengo que enfrentarlo, olerlo, sentirlo y sufrirlo siempre, cuando es de día allá afuera, no sé desde hace cuantos veranos. No me gusta este recuerdo, y detesto su sabor salado en mis labios cortados, odio invocarlo en mis heridas y en mis cicatrices. Paso el día elaborando estrategias que me hubieran permitido escapar, las cosas que pudieron haberme salvado de este recuerdo, cada día en el rincón más gastado de mi estancia sigo creyendo tener la estrategia infalible que me evitaría ese momento, el rayo de iluminación que me hiciera desconfiar de esa compañía, la ayuda de un efectivo policial, huir cuando sabia en lo que me metía, luchar y hasta morir para no tener que enfrentar esta maldita sombra que llena mis pasos perdidos, que se mete entre los minutos que deja y que esperan a mi reloj, que pasa a ser todo lo que tengo, un recuerdo que atormenta, que me priva de nuevas memorias.

No me gusta este recuerdo, y es lo único que tengo, es la cruz bajo mi cama y es la noche que ya llega, disfrazada de saco negro que ponen sobre mi cabeza mientras me llevan a una profundidad más oscura cada verano que pasa, y ellos siguen exigiendo saber algo que yo no sé, y ellos cada vez tienen menos paciencia, y el dolor a veces renace en las mismas heridas, y a veces crece estruendosamente en partes desconocidas, y el dolor será un recuerdo, tan solo un maldito recuerdo que no me va a gustar, mañana por la mañana mientras es de día allá afuera.

11 de julio de 2010

Perugia

Y si me largo a Perugia a escribir, si me llevo mi vieja libreta y mi lápiz mordido. Si recojo mi maleta del viaje anterior y me largo de una buena vez. A componer escritos mal dados, a inventar nuevas versiones de una historia y satisfacer mis dedos con los borrones de la creación.

Si me recibes en Perugia viejo amigo nuevo, prometo escribir a tu lado en completo silencio y dejar que esta vez tú dirijas el tour mientras voy llenando las líneas de mucha imaginación y dejaré que los cuentos se vayan mezclando o alejando según el estado de ánimos de los personajes, ya sabes, cuestión de no querer incomodar y caer siempre bien, también a los creados, a los personaje mal inventados y bien encontrados, con casualidades y búsquedas entre momentos que nos suelten los momentos que Perugia nos pueda entregar.

Si me largo a Perugia a escribir y nos mandamos el atrevimiento de mandarlos a la mierda a las vocaciones impertinentes que joden de tanta rutina. Prometo regresar con más de 100 mentiras y dos novelas con destino publicación y alguno que otro poema esquivo y una que otra dedicación, prometo vaciar la maleta de tanta ropa y llenarla de mucho papel de borrón y creación heroica.

Si regreso con la maleta del viaje anterior y la libreta llena de hojas en blanco, habrá que recordarles que Perugia anda algo lejano y entre novelas pude haberme confundido porque quizás siempre anduve en Perú.

25 de junio de 2010

Con algún quizás

Y ahora que el olvido se esconde en el remojo y que andamos un poco alquilados, algo distraidos un tanto permitidos. Ahora que viene el vino prestado, el salud compartido, la mujer presentada y la sonrisas fingidas. Tendremos explicar la mañana justificada, el despertar de los despertares o algún cantar de los juglares o unas mañanitas sin cantar.

Pero vamos acomodando los lentes, sacudiendo el viejo jean, alguna mochila que carga las viejas notas, papelitos de escritos perdidos, sonetos que recitan los versos, cuentitos que quedaron sin narrar. Y llevemos los motivos si remiendo ni te miento, busquemos las excusas que cuenten mejor tu historia, digamos que te encomiendo mi espíritu o mis libros o tus motivos que tienen un ojalá.

Mientras tanto escribamos las nuevas líneas, rimas y versos que nos ajusten la corbata, que acomoden los botones para el escritor, la publicación de la vieja trova y la melodía de la novela corta. Tendremos que componer la vieja bicicleta y lanzarce al viento viejo que pasa de nuevo, sostener el tramonto en la espalda y cantar a coro en el malecón.

Tendremos que remediar los remedos y ajustar los remiendo antes de que alguien nos ande sonriendo sin descubrir el por qué; de la quiebra de razones, la soltura de las pasiones que llevan queriendo querer ese quizás.

24 de junio de 2010

Princesa

Con todo mi cariño
nadie se ofenda

A veces siento que no entiendo a papá, o que él no me entiende, ya sé, soy su única hija entre tanto desadaptado de mis hermanos, sigo siendo su princesa como cuando tenía 5, su canción de Lucho Barrios que cantan todos los padres. Pero a veces simplemente no lo entiendo, o será como dicen mis libros de psicología que en la adolescencia todos somos rebeldes, y las hormonas y el acné y el vello que crece muy abajo, y el calor y las nuevas sensaciones, y no sigo más porque ya es pecado. O será que los cambios se dan en ellos, que ellos temen perder a sus princesas, que ya no tendrán a quien cantarles boleros antiguos, que vendrá otro príncipe joven con guitarra rockanrolera a llevársela por la ventana hacia una tierra sin futuro, sin oficio ni beneficio, con el pelo largo y los modales por los suelos, pero que pudiste haberle visto a ese muchacho hijita.

A veces no lo entiendo, sé que me quiere, se preocupa por mí, me dice que cuide mi dieta, que ya no soy una niña, que debo estar siempre presentable en el escaparate del amor, y por eso peleamos, como cuando encuentra envolturas de caramelos debajo de mi colchón, o sobrecitos de “princesa” en mi mochila, y otra vez el sermón de la dieta, la figura, el escaparate, y para colmo los bombones te los regalo el rockerito ese, a quien le habrá robado el dinero. Y el día siguiente es domingo, perdón mi vida, vamos a misa, después te compro unas donas.


A veces no sé si lo entiendo, quisiera contarte tantas cosas, en mamá no confió porque finalmente te lo contará a ti, horrorizada y nerviosa como cuando habla de mi prima que se casa en 15 días y nos aviso ayer. Papá a veces quisiera hablarte de él también, quisiera que lo conozcas como yo lo conozco, y que sepas que su guitarra no es rockanrolera, es de protesta, y que habla como él solo sabe, y que es como él solo sabe, todo es tan grave, tan crucial con él, me hizo escuchar a Fito Paez, me enamoro con canciones de Sabina, no le importa lo de la dieta, no le importa que me gusten mucho los bombones, quisiera que lo conocieras papá.

A veces quisiera que me entiendas, pero mejor me quedo callada como todos los domingos después de despegarme una hostia del paladar, y subir al asiento del copiloto en tu auto, y viajar hasta la tienda de donas, ignorando las dietas y los chicos de pelo largo, escuchar la radio, viajar a tu lado como a los 5 años, y escuchar boleros de Lucho Barrios, Blues de Sinatra, tus rancheras de José Alfredo Jiménez, tangos de Gardel y ¡¿eso que estas cantando es Sabina papá?! Claro que sí princesa, si con esa canción besé por primera vez a tu madre.

5 de junio de 2010

Desfasado

Llegó el día, 2 de junio, Vinagre y Rosas en Lima, Joaquín Sabina en el escenario. Las hojas de mi calendario por fin me han llevado a estas horas, por fin cayó la flecha en la marca roja del almanaque. En el trabajo dije que tenía examen, en el examen dije que tenía trabajo, me olvide de mis amigos y de mi novia, naufrague solito hasta mi isla llamada Platinum asiento 46. Llego la hora, y anoche no pude dormir muy bien, en la oficina anduve medio despistado, en la universidad no dieron razón de mi, traté de recuperar un poco de sueño camino a casa, mis audífonos sonaban esperanzados en que cantes esas misma canciones más tarde. Todo estaba listo, tenía mi polo de la gira, una cámara fotográfica prestada para registrar todas las notas de una canción, mi entrada temblando nerviosa por la emoción, hay que inmortalizar el momento me dije y con la cámara prestada me saqué unas fotos a lo Steve Mcqueen, unas también para la entradita que pronto será desglosada y otra junto a la entrada del concierto de Fito Páez por aquello de lo de “Enemigos Íntimos”. Mejor me voy un poco borrachito, porque allá todo ha de estar muy caro, muy precio Platinum, sí, mejor otra chelita más y también me voy comiendo algo, ya se va acercando la hora, una chelita más porsiacaso, ya se hace tarde, ni tiempo para acomodarse el sombrero, ni para acomodarse bien la entrada arranchada de la mesa, correr hasta el paradero, saltar a una combi suicida, ya la hora se acerca, ya bajan en el Jockey Club, ya caminas inmensos jardines hacia tu destino, ya estas cerca Sabina, ya ves el cartel Platinum de Platinum, ya te piden tu entrada, ya la sacas de tu billetera, ya se la das al de la puerta, ya te dicen “el concierto de Fito Páez fue el año pasado”.

19 de mayo de 2010

Rima y verso

Perdona, si me disculpo y para no perder la rima la disculpo. Sólo quiero un par de motivos aunque no pertenezca al club de los que le sobran los motivos. No se preocupe, usted reste, que yo multiplico. No los peces, ni los panes. Aunque el milagro del vino no nos caería mal. Ya sabe para entrar en mejor ritmo. Usted brinda por los olvidos y yo por los amigos. Que vengan aunque no haya mandado el croquis. Y que se pierdan, si andamos los dos algo perdidos o escondidos, según el lado por donde lo mire. Claro, yo. No usted. Ya sabe, soy miope y me aprendí el dicho al revés por lo que miro con las manos y me pierdo entre sus ojos. Aunque no creo que termina así y yo tampoco he terminado. No sé si me explico. No sé si me entiende y mucho menos si somos entendidos. Lo importante es el mensaje, así que no mate al mensajero y menos al que hace el coro. Como le dije, empecemos por el principio, que no me gustan los finales, que saben a despedida y no tengo mucho antojo. Ya sabe, no ando con apetitos, aunque usted en dibujitos me los llevo todos, como estampitas. Viejas fotografías del tiempo ¿mi último sueño? Ser su fotógrafo y que usted ande soñando conmigo. Si quiere le sacamos la del fotógrafo y me voy hospedando en su sueño. Que le parece por un buen tiempo. El que creamos sea conveniente para que usted no se distraiga y no se le pierda la sonrisa y no me pierda también en ella. Usted sabe. No me conozco el camino de regreso y mucho menos el de salida. Por ahora permita el confesionario y que nos condonen alguna deuda. Usted sabe que entre rima y verso la vida es más sabrosa.

12 de mayo de 2010

Vamos pal Sur

¿Y ahora mi general? ¿Qué vamos hacer?
Aceptar la derrota.
Pero siguen cayendo las balas.
Habrá que poner el pecho.
¿Así desangremos?
Sí.
¿Así siga habiendo bajas?
Sí.
Pero esto durará hasta la llegada de la aurora
Lo sé.
¿Podremos soportarlo?
Tendremos que hacerlo.
¿Capitulamos mi general?
Hace mucho tiempo.
¿Este es nuestro Waterloo?
Lo fue
¿Era necesario llegar hasta acá?
No, pero lo hicimos y ahora debemos aceptar la consecuencias.
Mi general, acepta el consejo de un cabo en servicio?
Dígame
No es necesario que siga mirando las ruinas de esta batalla. Miremos las medidas que vayamos a tomar a partir de ahora.
Lo haremos.
Qué le parece si nos quedamos a dialogar.
No, ya está decidido. Nos vamos.
¿Hacía donde nos vamos mi General?
Nos vamos pal sur.

30 de abril de 2010

Llamada en espera

A Katherin por la complicidad en la invención

¿Alo? -¿Se encuentra Jorge? Le puede decir que le llame. Necesito hablar con él urgente. No, yo lo voy a llamar más tarde.

Eso fue lo único que me dijo mi madre. Que Elena me llamaría más tarde, pero ¿Por qué tendría apagado su celular si era urgente conversar conmigo? Qué puede hacer urgente una llamada. La última vez que hablamos la sentí media rara. Recuerdo que luego de un comentario que solté, ella me miro asustada y me dijo. Siento que te desconozco Jorge. Será que cada vez se da cuenta más de lo disímiles que somos. Será que se canso de esperar, de esperarme, acaso ese mensaje importante será: Jorge ya no puedo continuar con esto, cada vez siento que te conozco menos. ¿Habrá sido ese comentario un aviso? Una clave que no atine a descifrar en su momento. Yo he cambiado o ella fue la que cambio.

Ahora que la casa se me acorta entre pasos repetitivos que voy dando. Me pongo a recapitular y a descifrar bien esa frase. Cada vez siento que te conozco menos.
Qué puede hacer que ella me conozca menos, ¿que se haya enterado de algo? De algo que no le haya contado ¿Se habrá enterado de Miluska? Me habrá visto alguna vez paseando con ella de la mano, prometiéndole los mismos cielos que a ella. Robándome los mismos rabos de nube para sus ojos. Quizás alguna amiga me vio. Qué raro, siempre fui muy precavido apareciendo en lugares muy recónditos. Totalmente alejados de ella, de su gracia, de sus dominios, de sus ojos. Puede que me quiera pedir una explicación. Jorge necesito que me expliques sobre esa chica de cabellos ondulados con la que te han visto. ¡Por qué demonios no contesta! Y si voy a buscarla a su universidad y me quedo esperando que salga de clases para conversar con ella. La sorprendo y apenas me mire. Le digo totalmente serio. Qué es eso urgente que quieres conversar conmigo. No creo, no me atrevo, puede que sea Miluska el tema y termine gritándome delante de todos pidiendo que le de alguna explicación sobre esa chica de labios gruesos con quien me vio paseando por la alameda. Mejor espero, espero aquí tranquilo, relajado, total, el que no la debe no la teme. ¿Así dicen no?

No, no puede ser y si está embarazada ¡EMBARAZADA! Joder, que nos jodimos.

Sería ese el mensaje importante. Hace cuanto que no me dice nada sobre su periodo. No recuerdo escuchar alguna queja de eso días. Nada, total silencio. Sí, es eso, ella está embarazada y ha esperado el tiempo suficiente para contarme. Se nos jodio el Perú Elenita. Qué puedo hacer. Eso sí necesita de una llamada urgente, un S.O.S, un 911. Sí, llamen al paramédico que siento me va a dar un infarto o algún derrame. Que desgracia voy a ser padre y estoy a punto de recibirlo enfermo en una clínica, mejor dicho en algún hospital, donde me acepten. No puede ser, aún no estoy preparado. Elenita debemos conversar. Ahora sí, yo también necesito que me llames urgente. ¡Elena! ¡Eleeeeenaaaaaaaaaaaa! La vida puede cambiar en cuestión de segundos. De un te desconozco Jorge a un estoy embarazada Jorgito.

Y si hablo con ella. Le planteo todas las posibilidades para que luego escoja. Elenita, amor mío, déjame que te explique bien lo que sé. Ojalá y Elenita sepa escucharme bien y sepa entender los tiempos. Tengo que llamarla. Cuántos minutos más puedo esperar, mientras más pase el tiempo, más difícil se hace las cosas. Puede que se empiece a formar en los minutos entre que yo sigo pensando y ella esta copiando su clase de álgebra lineal. Elenita esto es como una operación algebraica. Tenemos que despejar la variable x. Sí, mejor que no tenga nombre, no me quiero encariñar, por ahora que sea un Equis.

Elena tenemos que hablar. Necesito que me digas eso urgente que quieres hablar conmigo.

¡Riiiiiiing! Debe ser Elena...acabo la espera, es cuestión de contestar, decirle. Elena, Elenita, antes de que me digas algo, yo tengo que hablar contigo. Sabes lo nuestro se ha ido yendo de a poco y creo que lo mejor es dejarlo así, para bien de los dos. No te preocupes yo ahorita prefiero no hablar más sobre esto. En otra oportunidad hablaremos mejor. Descuida yo te voy a llamar, pero necesito un tiempo de verdad. No me siento bien con todo esto, espero lo sepas entender.

¡Riiiiing! ... mejor contesto.

21 de abril de 2010

Cursi

Te amo en voz baja, cuida que no me escuche tu papá, no vaya a ser que te siga diciendo que soy un bueno para nada y que arruinarías tu futuro de quedarte conmigo. Te amo de a poquitos, para seguir siendo del agrado de tu madre, y nos cubra las espaldas cuando tus hermanos comienzan a sospechar, aunque al menor ya me lo estoy ganando por ese videojuego que siempre le dejo ganar. Te amo a la distancia, abusando de la tecnología, para sentirte un poquito más cerca, para robarte cada vez más horas de las madrugadas. Te amo en las estrellas que te extrañan, en la brisa que lleva tu olor, en la lluvia que me cuenta los segundos que me faltas, en las líneas del tiempo que curvan mi agonía. Te amaré por siempre, me escuchas bebe, te amo corazoncito, mi amorcito, te amo osita, bebe,…Alo…. Alo … Alooo, ya te dormiste?... Carajo!.

14 de abril de 2010

Fotografía

Cruzabas la Plaza cuando te descubrí. Yo acababa de perder el vuelo y sólo atine regresar a la Plaza central con mis maletas a pasar la tarde. Ya había cancelado la cuenta del hotel y mi nuevo vuelo era a las 9 de la noche. La tarde se encontraba entre 1 y 2 de la tarde y en el cielo de esa ciudad no paraban de bailar las nubes. Me senté en una banca en el centro y saque mi viejo libro de Borges, estaba leyendo El Inmortal cuando divise en pleno girar del viento tu presencia. Jugabas con tu inocencia mientras cantabas alguna canción que no pude decifrar. Intentaba retener mi lectura, pero luego descubrí tu mirada fija que me buscaba mientras ibas avanzando totalmente risueña y cargando esa belleza provinciana que te da la ingenuidad. Sólo atine a devolverte una sonrisa mientras te perdías entre la gente, mientras el fervor religioso nos iba haciendo coro de fondo y un santo en un altar visualizaba nuestro compartir de sonrisas lejanas. Yo sentado en una banca y tu caminado alrededor de la plaza 3 veces seguidas y sonriéndome 33 veces. Fue gracioso encontrarte antes de terminar las 33 sonrisas, mirando una fotos mientras un gordo te describía la rapidez y lo bonito que le saldría tomártela. Y aceptaste y me sonreíste una vez más y posaste frente a la estatua del héroe de aquella batalla de aquel lugar que te contaron alguna vez. Y el camarógrafo te tomaba y tus ojos me tomaban y la nubes bailaban en el cielo y un santo se paseaba en un altar y yo atinaba a sonreír y Borges pedía no pensar en la muerte para ser inmortal y la ciudad se detenía un breve momento y las campana de la catedral tocaban fuerte y las fotos te tomaban a ti y yo pasaba la página, los minutos lejanos a ti y tus costumbres se acercaban apenas timoratos mientras las mías iban descubriendo aquel momento encantador de minutos compartidos en una bella fotografía que posabas para la nubes bailarinas, el santo del altar, para mi en una tarde de esta ciudad tradicional a la que llegue como invitado ingrato, pero termine compartiendo contigo. Con nuestra lejanía y nuestra sonrisa de puente para expresar ese encanto que nos permitía una tarde de viento travieso.

12 de abril de 2010

Mientras pueda

Quiero aprovechar para decir esto, ahora que aun tengo algo de tiempo. Me falta un curso para terminar la universidad y no sé nada de economía. La gente que me quiere podrá alegar a mi historial de calificaciones, a los elogios desfasados de mis maestros, a mi prodigiosa memoria, pero no nos engañemos, ya paso el examen, y no me acuerdo de Solow ni de Marx. Podría culpar al sistema de enseñanza que nos lleva a memorizarlo todo un fin de semana antes de los parciales, que nos dicta las líneas en letras chiquitas para los papeles que se escurren en los bolsillos, que nos vuelve malabaristas para poder pasarle la 3 a la mujer de nuestros sueños y ganarnos algunos puntos con ella. O quizás podría ponerme sincero y recordar que solo yo tengo la culpa, que nunca me tomé las cosas en serio, y que fui a la universidad para conocer los tipos de cerveza que venden en la Av. Venezuela, que fui para jugar fulbito entre dos árboles chuecos en el parque de derecho, que fui para andar de enamoradizo, inventando excusas para acercarme a su piel, aunque ella me diga siempre “a eso no se viene a la universidad”.

No voy a ser mezquino y agradeceré a algunos pocos buenos profesores, que me enseñaron a rodar por la vida, que me cambiaron la dirección de la mirada, que me hicieron este cero a la izquierda que soy, que me enseñaron lo que se llama desigualdad, sacaron la pobreza de las estadísticas y la pusieron con toda su crudeza sobre mi carpeta, que me decían es “hora de actuar”, pero ella estaba tan bella junto a la ventana, bajo ese rayo de sol que la dibujaba con las palabras que salían de mi lapicero y encontraban refugio disfrazadas de mentiras, mientras el profesor dictaba la pregunta clave para el examen final, disculpe, ¿qué dijo?

Y sí, es que hay una serie de políticas que ayudan a aliviar la marginalidad, si aplicásemos este modelo, si confiáramos en esta teoría, todo sería tan simple, y sería el mejor economista de todos, y no estaría haciendo el trabajo de un contador, y sí, esa es la clave, la teoría esa…, ese modelo de…, este…, no te acuerdas, las pastillas milagrosas, esas pues, ahora me gustaría recordar cómo se llamaban.

3 de abril de 2010

Mi Coartada

- …te busqué por que quizás han llegado a tus oídos algunas cosas de las que soy culpable, nunca quise hacerte daño, la pase muy mal y comencé a tener ese problema de nuevo, te acuerdas, cuando no podía diferenciar si las cosas las había hecho o las había soñado, algunas veces olvidaba pagar facturas, otra veces les inventaba anécdotas a los amigos, eran tan reales mis recuerdos y tan borroso mi ayer, que a veces exigía cumplir promesas que nunca me hicieron.

Desde la última vez que nos vimos, han pasado muchas cosas, debo reconocer que me fui con vergüenza de tu lado y quizás por eso no te busque cuando más me hacías falta. Las peleas en la casa se hicieron insoportables, problemas en el trabajo, y bueno mi vida sentimental termino contigo. Como ya sabes mi puerta de escape más fácil lleva etiqueta negra y cubitos de hielo, con todos estos ingredientes combinados pase de ser el borracho terco y dormilón que conocías, ha ser uno más de esos borrachos oradores que siempre van a arrepentirse de lo que su lengua ha dejado escapar la noche anterior. Muchos amigos que no has conocido me despertaban al medio día siguiente interrogándome por tu nombre y con una hoja de papel llena de mis garabatos, nunca fui indiscreto ni soberbio por haberte tenido entre mis brazos, pero ebrio parece que contaba algunas historias, a veces utópicas.

Las noches siguieron como una sola, unidas por mi capacidad de dormir mucho y hacer poco, las historias se cruzaban, medias verdades, mentiras de circunstancia, en mi memoria eran tan ciertas, como el viaje que hice a los 10 años, o como el primer beso que nos dimos. Hasta que una noche desafortunada y sin luna, ese primo tuyo que nunca conocí, llego a una de mis sesiones de oratoria, grabo mi escena en su celular, te mostro mi pequeño teatro y explotaste contra mí. Lo siento mucho, sé que esto no te basta, y hace mucho que quieres hablar, si tienes algo que decirme este es tu tiempo, aquí termina mi coartada. Nunca quise hacerte daño, desde la primera vez que nos presentaron en la fiesta de tu hermana, cuando bailamos toda la noche y no podíamos dejar de mirarnos, nunca quise hacerte daño, siempre guarde el mejor recuerdo de nuestra relación, yo...

- Nunca pensé que me saldrías con esto, solo te había visto esa noche, nosotros no fuimos ni amigos.

26 de marzo de 2010

Autoayuda

Bien, todos quieren que lea libros de autoayuda, que salga adelante, como si eso fuera necesario, no lo es para mí claro, yo vi la verdad que ellos no ven, quieren que regrese a la oficina, hasta me ofrecen mejores cosas, medallas de oro, silla giratoria, oficina con ventanas… pamplinas, no necesito sus horarios de esclavitud, ya lo viví, no es lo mío, trabajé en muchos lados, en atención al cliente, del otro lado del mostrador, hasta tuve el trabajo de moda por aquellos años, con traje y buen sueldo. Luego pase a una oficina, con aire acondicionado y refrigerios de una hora… también estudiaba, me faltaba un curso, creo que era economía, o algo con cifras manejables, dependía del humor del expositor, algunas veces lo bueno era malo y lo malo era bueno, cada uno tenía un argumento más fuerte que el otro, en vez de cautivarme el debate, tire la toalla y preferí vivir en la incertidumbre.

Y sí, leía bastante, pero no esas basuras de autoayuda, ni secretos, ni sonríe hoy que mueres mañana, menos esas cosa de la vaca, el queso, la sopa para el alma, y el queso contraataca. Leía buenos libros algún día los deje, nunca supe que paso con ellos, ni quien se los quedo, solo cogí una maleta cuando me fui, y nunca renuncie en la oficina, nunca me presente en la universidad, sería curioso descubrir que el profesor me aprobó en el último curso, decían que era tan fácil… nunca me despedí de mi novia, ahora no sé cómo me encontraron, alguien me reconoció solo que estaba más flaco, cambiaba almuerzos por bebidas, cenas por bebidas y desayunos por bebidas, la cosas son simples, y yo logré descubrirlo, para que levantarse todas las mañanas, para que aprender nuevos manuales de sumisión, eso está bien para ustedes, pero bueno, yo pude ver más allá, cuando el mundo se me vino encima, cuando ella murió, nunca busque refugio en sus hombros, ni visite sicólogos, comencé a beber, las horas pasaban más rápido, los días eran más ligeros, la vida se hizo fácil de nuevo, pronto me olvide de todos, como empezaron a oponerse a mi “terapia” me fui de todos, no sé cómo me encontraron, ahora dicen que debo leer a este tipo de apellido oriental, que debo volver al camino, que debo pararme frente a ustedes decirles que me llamo Giancarlo Távara y soy alcohólico desde hace 10 años.

22 de marzo de 2010

Que tal

Bueno como empezar. Que tal, cómo te ha tratado los días, ¿tiendes a mirar con ánimos la mañana? ¿hay tardes que preferiste olvidar? cómo crees que se te ven los ojos después del llanto y cómo sientes que te va saludando la rutina, a dónde escapas cuando las cosas no salen como pensabas y dónde empiezas cuando visualizas una buena idea, ¿crees que puede confundirte la pena? ¿sientes que se te agobia la razón? se puede explicar una sonrisa y confundirse en un breve mirar, entiendes cuando te dicen que es cuestión de tiempo, ¿crees que puedes soñar despierto? tiendes a bajar la mirada cuando te asusta la vida, ¿qué haces para robar una sonrisa? y como confundes un quizás sin agregarle el ¿por qué?, ya sabes que es cuestión de días, ¿nadar? jaja igual todos tienen sus argumentos ¿y tú? Comprendiste bien la clase, ¿no callaste alguna vez? y miraste a tus amigos sin soltar muchas verdades. ¿Tienes ánimos hoy? llevas bien la mochila, la maleta, tus apuntes, los trabajo, tu LIBRO, estas escuchando esa canción, sí, aquella que suena tan bien en una tarde de viento por magdalena, o en la ventana de un carro. Cómo es...Like A Rolling stone...jajaja ¡despierta! y responde no mis preguntas, sino las tuyas, obten un resultado, ojala y sea el indicado, sino...bueno suerte entonces, ya vendrán nuevos días para volverse a equivocar, jajaja no te olvides existe una planta en mi jardín que baila con el viento.

20 de marzo de 2010

Para los días en que muere el verano

Para los días en que muere el verano, celebre que el sol ya no quema tanto, y que el viento es feroz con los carteles. Antes de salir de casa asegúrese de llevar algún aparato reproductor de música, unos buenos audífonos y ropa fresca. Camine despacio, aproveche que ya no tiene que buscar refugio en las sombras de los edificios, disfrute de la vista a su alrededor, recuerdo que se muere el verano y con el se van sus chicas de oro y piernas infinitas. Al llegar al paradero, no se estrese tanto que el viento es fresco y la espera podría desesperar menos si recordó llevar su reproductor de música, suba relajado a su vehículo, localice un asiento con ventana (esto es importante) si se puede coja uno de los que se encuentran al final. Y ahora súbale el volumen a sus audífonos, que corrija la melodía los defectos de su viaje, abra la ventana y ríndase ante el viento que lo envuelve, si lleva el cabello largo el placer se multiplica, piérdase en las curvas del tiempo que se deshace ante usted, aproveche la velocidad de su alocado conductor, si ronda por ahí el atardecer, siéntase afortunado, porque escapan del sol los mejores colores del cielo cuando esta por irse a dormir. Olvídese del sillón de cuero que lo lleva, flote, cante, respire, despéinese, disfrute de las últimas tardes cálidas y los últimos shorts del verano, si también se muere un amor, puede que le alivie un poco la pena.

Se recomienda ir escuchando “Like a rolling Stone” de Bob Dylan, o “La rueda Mágica” de Fito Páez.

19 de marzo de 2010

Escribamos por los dos

Tenemos en los bolsillos los dos. El aún que tienes todavía y llevamos de nuevo los dos. Lo que siempre repites en tus cartas, aunque digas que no pida por favor, solo sé que tengo dos notas, que escribí para una canción de amor, donde te convertí una vez más en mi musa.
Mujer serás la versión que compuse hoy de los nuevos poemas de mis hojas, donde siempre no haya ese adiós que tú buscas y yo no lo encuentro fácilmente. Yo sé que esto es de los dos, pero siempre anduve distraido para poder componerte una versión de la vida donde no haya más motivos, para que no pidas por favor, ni tengamos que soltar muchas excusas. Quizás no todo es canción para los dos y versiones que nos robaron con los días, no te preocupes yo sufro por los dos para tener que cargar esa rutina y tú te permitas lo que es. Esa genial y esculpida sonrisa, ya lo sé, no pido por favor, lo entendía en esa carta vieja en que hablabas muy bien por los dos. Cuando decías que hay prisa para poder entendernos mejor y obtener los nuevos resultados. Donde yo componia por los dos y tú lo cantabas a mi nombre.

18 de marzo de 2010

Yo queria cantarte un poema

Yo no quería cantarte esa canción/ esa melodía no iba bien con vos/ esa otra idea que compuse en otra ocasión/ es la melodía que te dedico en mi canción/ Mujer, tendrás y llevaras todo lo que te pude dar/ y yo tendré algo más que aportar/ esta vida que no me dejas cantar/ y ahora que el tiempo esta dispuesto a pasar/ y que yo no encuentro los poemas para dar/ serás mujer, el emblema de mi hoy/ y yo tendré que esquivar tu razón/ Serás mujer el poema de los dos/ y yo tendré que escribirte otra canción/ Jamas me digas que nunca más/ y no me pidas decir jamás/ ya sabes la vida nadie la podrá explicar/y yo sólo quiero cantarte este poema/ aunque tengas sueños donde no me invitaras/ y yo que quiero solo recitarte más/ tendrás motivos para darle a la razón/ y yo que pierdo sin saber ser perdedor/algo se puede escribir en una canción/ ya sabes mi vida no voy a pedir por favor/pero daré los motivos para enfrentar al hoy/igual tú sabes/ me desnudo ante ti/para que sepas lo que voy a pedir/ mujer y sonrisa tendrás que comprender/no es fácil poder no componer/ y aceptar que todo acaba como una canción/

Desde mi jardín

Sabes hoy busque en mi jardín aquella plantita que me llamo la atención en una tarde diferente y hoy que todo una vez más se hace distinto. Te encuentro girando con el tiempo totalmente descubierta. Si pues, los rayos solares alumbran tu nueva dirección y tu bailas con el viento de la tarde que en magdalena se llena de neblina como fondo de un cuadro impresionista. Sabes la mañana te empuja al final del camino y encuentra los motivos de los días, de los escritos que robe en algún momento difícil para tentar a la suerte, digo a tu suerte. Para crear un buen paisaje que nos permita armonía; digamos que para los dos. Plantita de mi jardín hoy no iré a regar, me detienen unos versos que recito sin observar, mientras busco la sonrisa que escapo también de mi jardín. Tendré que romper la calma y llevar a cuestas los silencios que te detienen una vez más. Plantita de mi jardín mañana pediremos un deseo que no te lleve el viento y no te gane el tiempo, espera la melodía que iré a componer y déjeme ordenar los versos que encontré en tu ausencia desde mi ventana hacia mi jardín.

16 de marzo de 2010

Carta a una amiga

Amiga por qué cuando yo quiero autoengañarme, sentirme más superado, creyendo que ya encontré el manejo de estas olas marinas que revientas sin parar, tú apareces colgándote de mi pierna izquierda, generando un peso peso de ahogado y me sumerges junto a ti para tratar de ver juntos en esa negrura que provoca la profundidad del mar. Y por más que queramos e intentemos divisar algún camino, ya sabes... es difícil no dar manotazos de ahogado.

Y por qué cuando tú andabas en una balsita de los meses vividos. Aparezco yo, pidiendo tu auxilio como un loco cansado de tanto intento fallido, dando muestra de mi falta de aprendizaje de nado, y  sin  controlar mi desespero termino rompiendo tu balsita de los meses vividos, tirándote, una vez más, en este mar de ahogados perdidos, de salvavidas ignorados (que aún no sabemos ver) ¿Por qué seguimos en alta mar? Quizás creyendo que llegará en algún momento la mañana con su calma de momentos superados, para así poder dejar de intentar tanto nado, tanta construcción de balsitas, por qué en esas noches amiga, en esas noches de marea alta. O llegamos a la orilla totalmente cansados o descansamos de esta lucha y morimos ahogados.

9 de marzo de 2010

Parte de un cuento II

¿Ya sabe? Ella ya sabe que te quieres despedir, sabe de tu sueño, sabe que has asumido su sacrificio, has determinado su sentencia, ¿ella lo sabe? Y tú como piensas llevar esto de la mejor manera, cuáles son tus argumentos para con ellos, para con todos, sabes que va a llegar el día en que miles de flashes te apunten directo en las pupilas dilatadas y que estarán atentos a lo que vayas a decir, ¿acaso has preparado un discurso? ¿Gritaras arengas al amor? ¿Dirás, madre yo te amo ante el estupor del mundo? Quieres que te entiendan, buscas que lo hagan, o sólo esperas que los resultados sean lo mejor posible para tus sueños, pero… y los argumentos, la historia para la noticia. “Mujer mata a su madre porque le hacía la vida imposible” o “El dinero y la ambición sucumbieron en la joven que mando a matar a su madre” y que tal suena “Joven determino el sacrificio de su madre como parte de la satisfacción que necesitaba” van a poner al costado (loca) jajaja, no creo que funcione, ni tu sueño, ni tu hedonismo, ni los conflictos de las ideas que te planteabas. Tu visión de la vida se oponía ya a la existencia de ella, era un conflicto que iba a terminar en un salto de calidad, en una nuevo forma de vivir sola y amándola con más fuerza. ¿Por qué ese tarareo? A quién le cantabas esa mañana en que nadie y mucho menos tu madre presagiaba los acontecimientos funestos, cómo era la canción… yo intuía que esto mi amor se rompía y esto es siempre así. La verdad es que todo fue tan extraño, tan extraño al fin, voy buscando el polvo de dios, yo bebía para irme de aquí, cada vez que pienso en vos fue amor, fue amorah claro cómo olvidar esa canción, si la cantaste muchas veces junto a ella, inclusive fueron a su concierto, tu compraste las entradas y las pagaste con tu primer sueldo. Y ahora… que más se puede decir, había una necesidad que marcara ese sacrificio, que determinara esa acción, acaso fue sólo un impulso, ¿una locura?...jamás, yo solo quise que ella sea feliz y yo también.

5 de marzo de 2010

Despedida

Y ahora que la noche de a poco va reclamando por tu ausencia, ahora que viene el luego y no hay disimulo que cubra las consecuencias, ahora que nos miramos varios segundos, queriéndonos en velocidades infinitas, mientras íbamos cayendo en la idea que lo mejor era esa despedida. Y ahora que te robe el silencio y declame, ya no la poesía de otros días, y que tu ibas perdiendo el aliento mientras buscabas los argumento que expliquen el sentimiento perdido. Ahora que no hubo tiempo más que dar a los motivos y teníamos la duda sobre la seguridad con la que nos despedíamos. Ahora que esos segundos en que pudimos revertir todo los miramos de reojo irse, yendo, de a pocos. Confiados en la virtud de nuestros días fuimos dándonos la espalda con los temblores en los labios. Ahora que mis pasos están, ya distantes de los tuyos y mi mirada hacia los costado, no te encuentra, cuando te busca en plenas caídas de la certeza. Ahora que somos consientes de haber escogido lo mejor por más que exista alguna duda que flota en los barquitos de la costumbre. Ahora que me voy convenciendo de las decisiones que se han tomado y que voy entendiendo que el dolor que se me esta escapando por la garganta tiene ese, tu recuerdo que iré soltando con el tiempo, mientras vaya teniendo la certeza y se vaya escapando la costumbre. Alguna duda extraviada, una añoranza fugitiva, un -Amor, como has estado. y un ahora -Nos vemos luego, ya distante, más extraños. Tú sonrisa, yo silencio y todo esto tendrá sentido cuando la despedida nos duela menos.

26 de febrero de 2010

Lágrimas

Me duelen tus arrugas
A veces
Cuando el tiempo juega conmigo
A carreras de tortuga

Me duele tu adiós
Siempre
Y todo lo de ayer no cuenta
El verdadero amor se va contigo.

Me duele tu silencio
Y el mío
Las distancias que te invento
Para huir sin ti.

Me duele tu amor
Familia
Si no se suicidara nuestro futuro
Si no le ganasen las lagrimas a mi corazón.

24 de febrero de 2010

Una parte de un cuento

Tú estas sentada, miras el reloj y sientes el golpe que va marcando con el pasar del tiempo. Sabes que no puedes fingir y que no quieres evitar lo que sucede atrás, tienes noción de los aconteceres, es más, participaste en el repaso, fuiste firme cuando los miraste a los ojos repitiendo estar segura de todo y les exigiste actuar con cierto cuidado y con la misma firmeza la miraste a tu madre y le diste aquel beso de judas que más luego te iba a sentenciar. Ahora miras el reloj que va avanzando y atrás continúan avanzando los desconocidos, tú tienes un crucifijo donde pides, no el perdón, sino que guíen el alma que va yendo, porque sabes que no es cuestión de falta de amor, si no de entender mejor las cosas. Ahora suena el televisor que usaste como distracción, aumentaste el volumen para no tener que escuchar ese suplicio, aunque sabías que más era un sacrificio preferiste evitar la suspicacia de la conciencia. De seguro que esto luego será tu condena, pero tú prefieres mirar ese vaso de manera más positiva, y ponerte en el mejor de los casos, donde nadie se dará cuenta que hubo algo que gesto esa noche, mientras atrás se oye un grito que exige tu presencia. Ahora el celular suena, alguien llama, dice que todo acabo y un silencio te reclama mientras tú, totalmente calmada vas visualizando tu futuro sin lo matices de lo negativo, no sientes que amas menos, todo lo contrario esto un sacrificio que hace ella para ti, es así como demuestra cuanto es que te esta amando, tú meditas, miras al cielo, le agradeces la corona te que queda como herencia y ahora en plena noche de los aconteceres, mientras otros se dan besos de buenas noches, tú le lloras junto a tus cercanos y eres partícipe del acto fúnebre hasta el momento que vayas a la cama y la expresión de tu rostro vaya cambiando, ¿qué es lo que se ve en plena oscuridad de tu alcoba? ¿no es acaso una sonrisa? niña traviesa, das la gracias en tu rezo por tanta dicha permitida y entre los últimos pedidos para el cielo pides que cuide esa alma que le envías.

Nota: Este escrito pertenece a un cuento mayor que va agarrando forma con el pasar de las líneas, ya se verá como termina.

20 de febrero de 2010

Más de doscientas mentiras

Uno inventa siempre la misma mentira
Del mal amor acostumbrado
De la noche lunera lunada
De los viajes sin retorno hacia la nada

Uno cuenta siempre la misma mentira
Incluso, a veces, inventadas
Con las manos amarradas
Desde el punto hasta la coma.

Uno copia siempre la misma mentira
El sombrero y el estilo
Las malditas madrugadas
Los quitapenas que dejan resaca.

Uno vive siempre la misma mentira
Del falso suicidio y las lagrimas de verdad
Mientras las rosas solo dan espinas
Y ya suman más de doscientas mentiras.

8 de febrero de 2010

Tardanza una vez más

(Parte 3 de 3. Inicia en "Respiros y Olvidos" y continúa en "Carta, si aún se puede llamar así")

Bueno viejo amigo me ha llegado tu carta, me alegra saber que sigues vivo, aunque siempre tuviste una falsa tendencia al suicidio recuerdo que tu verdadera tendencia era al drama, confieso que me causa gracia este recuerdo y admiración recordarla, te escribo porque me entero de tu libro, estuvo muy bueno, aunque todavía no lo termino, porque los ojos se cansan muy rápido, si de joven gustaba mucho del sueño, ahora de viejo no es la excepción, prometo terminarla antes que acabe el año, me alegra saber que te has animado y dejaste la pataleta de ya no querer escribir por la ceguera, algo me dice que si voy todo esto termina siendo una pereza de abrir los ojos, pura legaña vieja, esos tu dramas, pero igual no te reprocho, porque como ha ido la vida creo que yo también quisiera ser ciego, sospecho que ahora miras lo que quiere tu mente y podrás vivir más en tus creaciones, creo que al final terminaras metiéndote de a pocos en tu último cuento que su final terminará siendo con el tuyo.

Viejo amigo, recuerdo el día que te fuiste y entre envidia sana te dije mal parido que dios te acompañe en el viaje, esta demás decir que soy ateo y que las bendiciones tenían otras intenciones, pero igual sabes que te estimo, aún eres mi menor y no sé porque te haces más viejo, una vez más se agradece el saludo y que me hayas devuelto el recuerdo de un amigo, yo no deje mi Perú querido, aunque muchas veces me largue de acá sabía que acá me tenía que quedar, te agradezco los buenos recibiemientos en esa ciudad hermosa, lástima que ya no pueda darme otro viaje, ya la piernas no aguantan mucho trajín, y el corazón no esta para cambio de climas, saludos a la mujer desconocida ¿será tan parecida a abril? vez que tampoco la olvido, que será de ella y cuanto de los recuerdos serán reales y cuanto invento puro de los escritos

Sospecho que te sorprenderá recibir esta carta el 30 de enero, de viejo quise corregirme y ser por primera vez puntual, mis nietos, me dijeron que aproveche la tecnología y me pusieron en la agenda electrónica un aviso que me recuerde que debía escribir, un plan contra el olvido, que con los años se hace más jodido. Ya sabes, que aunque siempre llegué tarde a todas tus actividades, inclusive tu primer matrimonio y el bautizo de mi ahijado, tú viejo amigo creo que aprendiste a entenderlas, y a no molestarte con eso. Así que en agradecimiento quise hacer un excepción a pesar que tengo los años en contra. Espero viejo amigo que tengas más dicha en este año y en estos días empiezo a escribir el prólogo que te prometí, te mando un libro del Gabo de regalo y unas canciones del gran Sabina, me ha costado encontrarlas ya no venden esta música, pero Joaquín hizo de todo para encontrarlas, sospecho que te gustará, ya las manos no responden bien así que me tendré que ir despidiéndome, un abrazo en lejanía desde Lima se despide quizás por hoy quizás para siempre tu viejo amigo Alejandro.

Nota: Señor le enviamos esta carta que encontramos en la carpeta de mi padre en realidad son tres partes escritas en diferentes tiempos, pero la última parte fue del 30 de enero, ese día le dio un pequeño infarto y estuvo en el hospital que lo llevo varios días ahora ya esta descansando murió un febrero insoportable, pero como siempre quiso; en cama y durmiendo. Me apena la tardanza del envío sospecho que al final él también lo quiso así, digo para no perder la costumbre. Se despide sabiendo que usted fue un gran amigo de mi padre.
Joaquín Sicchar.

6 de febrero de 2010

Discurso de Arena

A todos ustedes

Queridos amigos graduados, en esta su noche vengo a molestarlos con palabras graves que otros ya proclamaron, con citas respetables que nunca recuerdo citar, con uno de mis más recurrentes temas para el insomnio. Queridos amigos, desde mi posición de observador hoy los despido con nostalgia, y espero que el camino no les cambie tanto esa mirada que ahora esconden cuando me dan la espalda y se abren paso hacia la calle, con ganas de devorarse un mundo que nunca llegaron a entender.

Amigos míos, hoy los veo adelantarse, sacar ventajas, les encargo mucho este país, se que también es de ustedes, pero a veces uno se olvida de esas cosas, les encargo que lo miren muy de cerca, si es posible desde abajo, desde el lado más temible de la estadística, desde ese perfil horrendo que queremos tapar. Les encargo mucho la esperanza de mis padres, la de los suyos también, la esperanza de una nueva generación de economistas deseosa de remontar el marcador, con la fuerza que le falta a los viejos sabios, con miles de teorías en la cabeza, con borradores de proyectos en los bolsillos, con ganas de ordenar de una vez por todas el sistema. Queridos amigos, les encargo el futuro de mis hijos, el de los nuestros, cuiden del rompecabezas que les heredaremos, no se los demos muy desordenado, pongamos las pautas, avancemos lo que se pueda, que no nos reclamen nuestro egoísmo, que no se tengan que matar unos a otros por lo mismo.

No se olviden de la jaula dorada que ahora se abre de par en par para que vuelen libres en busca de tiempos mejores, no se olviden de los años de naufragio en San Marcos, no se olviden de la sociedad que nios encierra, destinados están a ser huéspedes de las torres de marfil que me rodean, abran una ventana 2 veces por semana, échenle una mirada a los primeros pisos, a los sótanos, en ustedes esta la solución a algún problema. No se burlen de la imaginación, abusen de ideas ingenuas, ríanse con la nada, aprendan con los niños, quizás algo se nos ha escapado en esta carrera de ser humano.

Hay, hermanos, muchísimo que hacer, y algo peor que una persona indiferente, es un economista indiferente, ustedes son los llamados para curar las dolencias de la Patria, ustedes son los iniciados en esa magia oculta que mueve los hilos detrás del escenario, terminen la maqueta de una mejor nación, no busquen llenarnos de dinero, regálennos calidad de vida.

Queridos amigos graduados, esta noche no es la mía* y me temó no podré acompañarlos, solo verlos con nostalgia, esperar que se tracen un buen camino, quién sabe, quizás más tarde nos encontramos.

*Para mayor sentimentalismo continuar la lectura en "Despedidas", de lo contrario, obviar esta nota cursi.

22 de enero de 2010

Mañana

Hay ganas de volver a las noches eternas, de enmarcar a la luna para siempre en la ventana, de brindar con el viento que mezcla el sueño de los durmientes, de pesar en balanzas de oro las esperanzas de mis padres, de bajar los brazos, ganas de no tener futuro.

Ganas de embriagarme con el folklore de Latinoamérica, con el Tango, con Rancheras y con el vals del puente a la alameda. Ganas de mirar tu reflejo en los cristales, de dibujarte con palabras gastadas que se van enredando en tu cabello, y escribirle de perfil a tu nariz mientras respiras mis miradas y las devuelves asesina. Hay ganas de recuerdos, de tus manos, de sus labios, de tu pelo, de su adiós, de fumarme hasta la última estrella, ganas de ser la primera noche sin mañana que espera.

Hay ganas de evitarse luchas necesarias, de huirle a la oficina, a las ciencias, a las flechas hacia arriba, ganas de quietud, de ritmos lentos y cansados, de destinos sin viajes. Hay ganas de ignorar noticias de la calle, de pasar desapercibido en un pestañeo del sistema, de dejar hacer a la gravedad su trabajo, ganas de no tener futuro, ganas de ser la primera noche sin mañana que espera.

10 de enero de 2010

Se acabó

Llegó la hora en que te cuestan los errores de otros y algo tan simple como un visto, ni si quiera una firma, sólo un visto, tu sello mal puesto, y una estupidez de tu compañera, cierra el ciclo y rompe las cadenas de Prometeo, dejándolo herido de muerte en el desierto del 2010, a la vera de otros buitres que le van siguiendo los pasos. Llegó la hora en que te citan para una última palabra, ese día frente al pelotón de fusilamiento, Giancarlo Távara habría de recordar la mañana en que firmó un contrato en la misma oficina donde ahora lo estaban renunciando. A patadas le han regalado a mi alma su libertad, a mis bolsillos angustia, a los lápices motivos y a la nostalgia excusas; por fin te acabaron muchacho, un ciclo que nunca te atreviste a acabar. Y luego los abrazos, los mejores deseos, las lamentaciones, maldita la suerte, maldito su descuido, es el destino que a veces se disfraza de lagrima para mostrarnos el verdadero camino.

Y llovía mucho corazón, y tampoco había tantas ganas de vivir, más bien de ausentarse, de llegar tarde por última vez, de inventar la excusa final; total, la carta ya estaba redactada, solo faltaba mi firma, un mero procedimiento, solo faltaba que te regodees en mi cadáver y yo inseguro de que mueca debía mostrar. Y fue un viernes que no esperabas empiece así, un viernes con diluvio universal, más gris de lo acostumbrado, con olor a naftalina, con la piel acartonada, ojeroso, cansado, un viernes fatalista, fácilmente un viernes 13.

Y vuelven las mentiras mentirosas de madrugada, los libros de arena infinita, las vueltas al espacio desde un bar, mi etiqueta negra de regalo, mi melancolía a lo Sabina, cruzar las autopistas con los ojos cerrados, caminar por la acera disfrazado de avestruz, mirar al cielo para pedir explicaciones con favores, pararse frente al abismo con ganas de dejarse ir y paf se acabó.

Por las noches en mi almohada ya no sé si me has dejado al borde de la banca rota, o si me adelantaste el regalo de cumpleaños, solo sé que las cosas acaban, que a veces el azar es más fuerte que la voluntad, que la vida te empuja cuando no quieres saltar, que por su boca no muere siempre el pez, que el agua pasa sin retorno por el río, que no volveré a ser caja 3, que ese dinero nunca fue mío.