6 de febrero de 2010

Discurso de Arena

A todos ustedes

Queridos amigos graduados, en esta su noche vengo a molestarlos con palabras graves que otros ya proclamaron, con citas respetables que nunca recuerdo citar, con uno de mis más recurrentes temas para el insomnio. Queridos amigos, desde mi posición de observador hoy los despido con nostalgia, y espero que el camino no les cambie tanto esa mirada que ahora esconden cuando me dan la espalda y se abren paso hacia la calle, con ganas de devorarse un mundo que nunca llegaron a entender.

Amigos míos, hoy los veo adelantarse, sacar ventajas, les encargo mucho este país, se que también es de ustedes, pero a veces uno se olvida de esas cosas, les encargo que lo miren muy de cerca, si es posible desde abajo, desde el lado más temible de la estadística, desde ese perfil horrendo que queremos tapar. Les encargo mucho la esperanza de mis padres, la de los suyos también, la esperanza de una nueva generación de economistas deseosa de remontar el marcador, con la fuerza que le falta a los viejos sabios, con miles de teorías en la cabeza, con borradores de proyectos en los bolsillos, con ganas de ordenar de una vez por todas el sistema. Queridos amigos, les encargo el futuro de mis hijos, el de los nuestros, cuiden del rompecabezas que les heredaremos, no se los demos muy desordenado, pongamos las pautas, avancemos lo que se pueda, que no nos reclamen nuestro egoísmo, que no se tengan que matar unos a otros por lo mismo.

No se olviden de la jaula dorada que ahora se abre de par en par para que vuelen libres en busca de tiempos mejores, no se olviden de los años de naufragio en San Marcos, no se olviden de la sociedad que nios encierra, destinados están a ser huéspedes de las torres de marfil que me rodean, abran una ventana 2 veces por semana, échenle una mirada a los primeros pisos, a los sótanos, en ustedes esta la solución a algún problema. No se burlen de la imaginación, abusen de ideas ingenuas, ríanse con la nada, aprendan con los niños, quizás algo se nos ha escapado en esta carrera de ser humano.

Hay, hermanos, muchísimo que hacer, y algo peor que una persona indiferente, es un economista indiferente, ustedes son los llamados para curar las dolencias de la Patria, ustedes son los iniciados en esa magia oculta que mueve los hilos detrás del escenario, terminen la maqueta de una mejor nación, no busquen llenarnos de dinero, regálennos calidad de vida.

Queridos amigos graduados, esta noche no es la mía* y me temó no podré acompañarlos, solo verlos con nostalgia, esperar que se tracen un buen camino, quién sabe, quizás más tarde nos encontramos.

*Para mayor sentimentalismo continuar la lectura en "Despedidas", de lo contrario, obviar esta nota cursi.

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