30 de agosto de 2010

Comunicación

No hay porque preocupar. Yo sólo quería decir alguna palabras hoy, pero bueno dilo tú. No te quiero interrumpir, dime que pasa. Disculpa que me ría pero acabo de recordar lo que hizo Carlos, lo hubieras visto, realmente es un payaso y creo que nato jajaja, pero dime que pasa, porque esa cara. Recuerdo haberte visto así la vez que saliste mal en un examen ¿volviste a jalar? ya bueno, no te interrumpo, dime que pasó. Pero en verdad tu rostro está un poco pálido. Te acuerdas cuando fuimos de viaje a las alturas y tú no podías ya ni caminar, pareciera que estuviéramos ahí y ya me estás empezando a preocupar. ¿No tienes algo que decirme? Tu mirada se ve extraña y ya estas empezando a fruncir de nuevo la ceja. Te dije que te queda hermoso, lo sé, es curioso que lo provoque, pero créame no es intencional, es natural. Creo que te provoco los estados opuestos del ánimo. Por cierto la vez pasada mis amigos me decían que yo siempre tenía la última palabra en nuestra relación...Sí mi amor, jajaja. No te causa risa, ah verdad me ibas a contar algo importante, esta bien ya no te interrumpo, prometo quedarme callado. Mi madre me decía eso cuando entraba a la iglesia. Hijo prométeme que no le vas a andar preguntando al padre en plena misa cómo se llama tal santito o porque tal milagrito no te ha cumplido el divino señor. Y yo siempre prometía como te lo prometo ahora, aunque debo confesar y terminaba confesándome para poder preguntarle ahí al curita sobre mis milagros incumplidos o las ovejas rehenes que tenía de mi nacimiento, pero bueno cuénteme usted....¿Dónde estas? Carajo me quede dormido.

Puntos Suspensivos

Sólo quería poner el punto punto suspensivo, por eso regrese. Luego de escribirle varias veces y recomponer el escrito de tantos borradores, no pude percatarme de esa falla. Ya sabe, anduve distraído, queriendo componer el mundo en un viejo cuento que perdí en nuestro segundo paseo, mientras iba ideando escribirte un poco más, no tanto menos.

Perdone la intromisión en sus sueños, que le robe algunos pensamientos, es que ando buscando la forma de ponerle esos puntos suspensivos. Ya sabe para aclarar la ausencia de aquello que falta descubrir. Algunos argumentos más que se sueltan en la mesa, esas barajas que se pierden en las mangas.

Buscando todos los motivos, puede que suene algo metiche, fetiche, pero no quiero robarle los puntos suspensivos a la historia, ni ponérselo a usted, aunque debo confesar que le quedaría muy bonito, un vestido de puntos suspensivos o tres lunares traviesos por su cuello. Se lo imagina, me permite hacerlo. Dejar inconclusa aquella historia para regresar a terminarla luego, cuando el tiempo no nos reclame tanto y nuestros puntos sean los rastros que dejamos.

3 de agosto de 2010

No me gusta este recuerdo

No me gusta este recuerdo, pero tengo que enfrentarlo, olerlo, sentirlo y sufrirlo siempre, cuando es de día allá afuera, no sé desde hace cuantos veranos. No me gusta este recuerdo, y detesto su sabor salado en mis labios cortados, odio invocarlo en mis heridas y en mis cicatrices. Paso el día elaborando estrategias que me hubieran permitido escapar, las cosas que pudieron haberme salvado de este recuerdo, cada día en el rincón más gastado de mi estancia sigo creyendo tener la estrategia infalible que me evitaría ese momento, el rayo de iluminación que me hiciera desconfiar de esa compañía, la ayuda de un efectivo policial, huir cuando sabia en lo que me metía, luchar y hasta morir para no tener que enfrentar esta maldita sombra que llena mis pasos perdidos, que se mete entre los minutos que deja y que esperan a mi reloj, que pasa a ser todo lo que tengo, un recuerdo que atormenta, que me priva de nuevas memorias.

No me gusta este recuerdo, y es lo único que tengo, es la cruz bajo mi cama y es la noche que ya llega, disfrazada de saco negro que ponen sobre mi cabeza mientras me llevan a una profundidad más oscura cada verano que pasa, y ellos siguen exigiendo saber algo que yo no sé, y ellos cada vez tienen menos paciencia, y el dolor a veces renace en las mismas heridas, y a veces crece estruendosamente en partes desconocidas, y el dolor será un recuerdo, tan solo un maldito recuerdo que no me va a gustar, mañana por la mañana mientras es de día allá afuera.