24 de febrero de 2014

Entrelineas


Ella dijo algo, no sé muy bien qué, pero ella mencionó algo. Entre tantas líneas y entre tanto ruido, ella soltó algunas palabras que nunca llegué a entender, pronunció algún murmullo y luego continuó con la charada que jugábamos esa noche y que yo nunca llegué a entender. Yo estaba tan perdido en mi discurso, haciendo malabares con las palabras y con las citas de autores desconocidos, mientras ella jugaba a adivinarme el pensamiento y se adelantaba a mí, lo suficiente como para mencionar unas palabras lejanas que nunca alcancé  a escuchar, que quedaron flotando entre nosotros, listas para que cualquier buen cazador las atrapara, aunque a mí se me escapaban entre los dedos. 
Ella calló algo que quería gritar, y yo nunca tuve palabras para rellenar nuestro silencio, ni para tentar a su lengua o ablandar su corazón. Y al final de la noche más larga de ese año, nadie mencionó las palabras escondidas bajo los argumentos, ni buscamos en la sombra del otro el final de todos los silencios.

4 de febrero de 2014

El libro de los finales perdidos



Esta no es una teoría valida, ni tiene forma de rebatirse. Tampoco es el resultado de un largo estudio o reflexión filosófica, simplemente es mi esperanza que busca un poco de consuelo esta noche larga y con memoria. De todas formas, nadie sabe a ciencia cierta que hay detrás de todas esas variables que no podemos cuantificar. Si el destino está escrito o si el tiempo es irreversible, siempre serán enigmas para nosotros.   

Yo he decidido creer, como cuenta aquel viejo manuscrito, que en algún lugar del mundo alguien está escribiendo el libro de los finales perdidos; y están contando nuestra historia tal cual empezó, pero con un desenlace diferente. Esa persona conoce mis errores y tus silencios, y sabe que debí decir y que debiste hacer, describe el beso que nunca te di y reproduce nuestra primera charla después de hacer el amor. Él me puso el coraje que me faltó esa noche en la que hablé demasiado y dibujó tus manos alrededor de mi cuello como nunca lo hiciste. 

El libro tiene todos los finales que hemos perdido, ese donde tú y yo criamos dos niñas preciosas y todo lo que buscabas te lo pude entregar. También escribe, porque no, otros finales nuestros, con otros personajes y en otros escenarios, el romance que viví en Buenos Aires, tu aventura con el vecino de enfrente, mi relación con la amiga de mi hermana, tu amorío con aquel compañero de la infancia. Y en alguna página, o en cualquier capitulo, debe contar la historia que estamos viviendo, todo lo que hemos pasado después de la noche en que el camino se bifurcó y la mala fortuna de morir sin tu amor.