10 de octubre de 2010
Pretendiente
Soy mejor como pretendiente que como novio, quizás debí decírtelo hace mucho tiempo, pero eso habría arruinado mi estrategia, ya sabes, después de todo fui el mejor pretendiente de todos los que tuviste, por algo conseguí lo que ellos te reclamaban. Ya después nunca nos imaginamos que las cosas saldrían así, solo sé que fui un buen pretendiente, que siempre estuve ahí para abrirte las puertas de la oficina, que sincronice mi horario a tu rutina, que supe colarme entre tus amistades, generarme los momentos para ganarme alguna mirada que se resbalaba por tu espalda y caía a mis pies y sonreírte y comprobar con miedo que me sonreías y que también tenias miedo. Fui un buen pretendiente, sabia cual era mi labor, de aguardar en la esquina un encuentro casual creado tras muchas noches de cálculo y compartir una vereda roja deshojando temas escogidos al azar también, sabía anochecer viendo una foto que te robe desprevenida, donde me sonreías cómplice sin darte cuenta, supe llenar mis sueños con tu cuello y esa cadenita de plata que cubría su desnudes, supe tropezar tus manos con las mías y hasta supe memorizar de casualidad tu poema favorito para nuestro primer beso. Pero luego me cambiaron las reglas del juego, y tenía que luchar en terrenos desconocidos para mí y mis teorías de excelente pretendiente, fallé como amigo, respondí a tus suspiros con historias falsas e impresionantes, nadie me enseñó cómo ganarme a tus padres, no sabía qué hacer con tus ataques de ira, como responder a tus llamados de auxilio, te fallé en la cama, jamás pudimos negociar una estrategia contra ataques de celos. Soy mejor como pretendiente que como novio, quizás debí decírtelo hace mucho tiempo, ahora veamos cómo me va como ex.
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