Yo soy aquel que entró por la ventana de tu balcón, que con el viento de la madrugada eterna se pasea de arriba a abajo por tu cama, despedaza tus sabanas limpias y se refugia en tus pechos algo tímidos. Soy aquel que te toma de la cadera y que cuenta de un solo tirón mil y una noches, que te coge de la nuca y baila un vals sobre el colchón. Soy ese que alinea sus zapatos con tus sandalias, que reconoce en tus pies todos los caminos que te llevaron a mí, soy el que brinda siempre a tu cintura, que celebra la noche con luna llena, con estrellas, y lámparas de Aladino.
Soy ese ente liviano de luz y aliento que besa tus pupilas, que se sumerge en el lunar de tu cuello, que cae para que estés arriba, que juguetea y que canta para no terminar. Soy el pintor de tu espalda, licenciado de tu ropa interior, magíster en quitarte el aliento, mi tesis será como nunca acabar con esto. Yo soy aquel que duerme jurando nostalgias y lamentando ausencias, soy él que se despierta primero para verte mejor, él que se levanta temprano de la cama, él que huye de la rutina. Yo soy aquel que, mientras duermes, se asoma al balcón para observar en la ventana de al frente.
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