10 de julio de 2008

Vagabundo

Ahora que me retiro sin compañía, cuando la soledad me alcanza sin que yo la haya buscado. Me siento tan parecido a ti, vagabundo amigo, que acostumbrabas finales solo, caminando por una raya blanca divisora de una carretera, que terminaba en un sol falso de escenografía hollywodense. Cuantas veces cometiste errores de los que no te enteraste, cuantas veces tu bondad te llevo a caer en las manos de la policía, tan canalla y tan dispuesta a servir, siempre a otro y nunca a ti. Huyendo a saltitos; un, don, tres y a correr otra vez.

Errante eterno, ingenuo y listo, que cuando lo abandonan siempre ríe, y camina por sobre los talones, levantando los pies, con el ya clásico andar. Que corría siempre, que saltaba, que tenia un perro, un amigo niño, una amante huérfana, un hambre inmensa; un, dos, tres y a correr otra vez.

Querido Chaplin con la ternura que inspiras en una sola mueca, con el silencio que solo rompe mi carcajada, con tu crítica al capitalista, con el sueño enamorado, y el cariño hacia los demás. Maestro Charlote y tu sucio bombin, tu saco corto y pantalones anchos, tus piruetas y maromas que emocionaron a la platea, tu bigote hiperactivo, tu voz callada por negligencia de la tecnología; un, dos, tres y a correr otra vez. Comiendo un zapato, o criando a un pibe, mecanizado o dictador, huyendo siempre o feliz en la carcel, solo o esporádicamente acompañado, eterno y siempre eterno. Básico y simplemente genial.

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