25 de noviembre de 2008

Por lo menos, es distinto

No es igual un insomnio antes que después de ti, no es igual un tal vez a un ya no. No es igual andar por ahí con algo breve que recordar, cuando en tu mirada habían otras intenciones, cuando lo inalcanzable no lo fue tanto. Es distinta la adicción al olvido cuando hay pruebas de un pasado, no tan remoto, pero igual de ruin; es disímil cuando en el exceso de un sábado se brinda enfurecido por la que se fue, porque, por lo menos, alguna vez estuvo. Es más dulce sentir que te he fallado, que compartimos cinco minutos, que aun me queda la miel en los labios. Que no fracasé en el pasado, que ahora lo he vuelto a hacer, que las puertas del paraíso se abrieron, que el tiempo no fue demasiado. Tiene un sabor distinto, agridulce, extraño, de melancolía resignada, de adioses avisados, de irme poco a poco acostumbrando, de que mucho me has heredado, de que, por lo menos, espero haberte dejado algo. Varía en ciertos aspectos, en nimiedades, en reflejos de autodefensa, en que ahora hay fotos que recortar, cartas para leer, caricias que olvidar. Es, quizás, más difícil ahora rellenar lo espacios sin ti, mudar de corazón, no empezar de cero. Por lo menos, es distinto, es más sensato pasar ya de todo, ahora que el día que me quieras fue ayer.

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