23 de noviembre de 2008

Expiación de Abriles

La verdad, yo siempre fui un caballero, tanto en la víspera como en los dos finales, no necesitamos pretexto para empezar el amor, pero sí para terminarlo. Ahora que tú vas tan preocupada, creo que eso es independiente de cada uno, la verdad yo lo veo desde mi humilde perspectiva, con un optimismo inusitado y muchas ganas de que no hayan daños a largo plazo, además lo nuestro siempre fue la nostalgia, no creo que vaya a cambiar en algo.

Sí, te extraño. Sí, me dueles, para que negarlo, eso es hidalguía, y permíteme también romper nuestro voto de silencio, irme a ahogar mis penas con un amigo, dame ese lujo, total ya me lo tomé. Además tú también confiaste en una amiga, que seguro querrá hablar conmigo; al final, es tu amiga, que le puedo decir, la verdad no por supuesto.

También que cuando un tipejo como yo basa su relación y su enamoramiento más en el verbo que en la acción, es muy fácil encontrarte entre mis hojas, es frecuente prenderle un cigarrillo a tu recuerdo, correr por tus rincones, caerse en tus negativas. Cuando uno fue tan torpe de recitarte todo el repertorio de su día a día, no hay nota que se le escape, ni rima que no conspire contra la autoestima de un malamor acostumbrado.

Punto final por que se me acaba el espacio, mas no la melaconlía, se me acaba el vaso pero aun queda mucho en la botella, me llevo mis recuerdos entre sorbos de café, entre los planes que nunca hicimos. Quiero volver a enamorarme en medias horas, saltearme por un año el mes de Abril, aprender a vivir sintigo, engañarme con que hay un día en que no vengas hacia mí.

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