A Sabina, por su Natalicio
A Cortazar, por su Funeral
A Cortazar, por su Funeral
Yo celebro así mi 12 de febrero, con la espera madrugadora, nocturna, de ojeras repetidas, leyendo tu mejor novela, cantando tu mejor canción. Yo todo un garabato de progresista en una suite cinco estrellas, aprendiendo, respondiendo, alguien tiene que depositar números en la cuenta bancaria. Escapo a un laberinto verde de cafés prestados, a escribirle una carta a mi enamorada, dicen que se nos viene una fecha, yo sigo sin creer en nada.
Termino haciendo cola hasta para fumar, entre tus líneas, entre tus versos, Rayuela, Contigo, Starbucks coffee, Lucky Strike, una vez más tan (2)0 a la izquierda, temeroso de empezar a actuar, tan Távara entre Rivagueros, Miroquesadas, Garland, Weberbauer, y promoción “Bodas de Oro” del Santa María Marianistas. El viento se divierte jugueteando con mis volutas de humo, con lo ojos en los neumáticos de un Mercedez Benz, la vista sabrá Díos donde, el aire tiene olor a cenizas del pasado, a tiempos mejores, a futuro incierto. Hago una pausa en tu libro, trago un sorbo de café, junto los parpados, me voy del país.
12 de febrero del 49, bienvenido poeta, 12 de febrero del 84, adiós cronopio. Les doy un homenaje a los dos, a mi manera, sin Madrid, sin París, sin Tirso de Molina, sin Montparnasse. Los demás son solo reflejos en el cristal, los Schultz, los Rivasplata, sigue la noche de recuerdos, cuentos fantásticos, canciones para no olvidar. Vuelta la vista, otra vez en Lima, otra ves nostalgia, ganas de llorar, amor por todos lados, sueños de gran escritor, de aunque sea ser aprendiz de trovador. 12 de febrero casualidades de la palabra, te encuentro Sabina, nos dejas Cortazar.
Termino haciendo cola hasta para fumar, entre tus líneas, entre tus versos, Rayuela, Contigo, Starbucks coffee, Lucky Strike, una vez más tan (2)0 a la izquierda, temeroso de empezar a actuar, tan Távara entre Rivagueros, Miroquesadas, Garland, Weberbauer, y promoción “Bodas de Oro” del Santa María Marianistas. El viento se divierte jugueteando con mis volutas de humo, con lo ojos en los neumáticos de un Mercedez Benz, la vista sabrá Díos donde, el aire tiene olor a cenizas del pasado, a tiempos mejores, a futuro incierto. Hago una pausa en tu libro, trago un sorbo de café, junto los parpados, me voy del país.
12 de febrero del 49, bienvenido poeta, 12 de febrero del 84, adiós cronopio. Les doy un homenaje a los dos, a mi manera, sin Madrid, sin París, sin Tirso de Molina, sin Montparnasse. Los demás son solo reflejos en el cristal, los Schultz, los Rivasplata, sigue la noche de recuerdos, cuentos fantásticos, canciones para no olvidar. Vuelta la vista, otra vez en Lima, otra ves nostalgia, ganas de llorar, amor por todos lados, sueños de gran escritor, de aunque sea ser aprendiz de trovador. 12 de febrero casualidades de la palabra, te encuentro Sabina, nos dejas Cortazar.
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