3 de abril de 2008

De Flores y Revolución

… En caso de emergencia llamar a: ma mère.

-¿Qué quiere decir?
–A mi mamá, es francés,
-¿y si te atropellan en español?

Y soltamos la última risa antes de clase. Llego el profe, ella se sujeta el cabello para dejar ventilada la nuca, ordena sus lapiceros (6 colores, no exagero), ordeno el mió (uno solo, azul, para que más). Llegaba con su polo rojo, tan rojo como su corazón, nos hablaba de la revolución, de la lucha popular, de los derechos y la huelga estudiantil. Como le gustaría esta clase a Pilar, me dice bajito y soltando se el cabello sobre los hombros. No hace otra cosa que quejarse, hace mucho que no muevo mi único lapicero, la veo a ella los mueve mucho, dibuja flores, sí, flores, dibuja mientras el mundo se cae a pedazos, mientras el sistema nos condena, mientras la miseria nos absorbe, mientras sigue la revolución.

Sigue la clase, por fin, la teoría del valor. Presta atención muchacho, necesitas 19 para aprobar. Déjala que termine de dibujar flores, ella solo necesita un 2. Como quiere este viejo a Marx, como le gusta dibujar a esta chiquita, como me distraigo tan fácilmente y como le gustaría esta clase a Pilar. Sí, como le gustaría, aunque ahora a nosotros también nos gustaba mucho la clase, a mí también, a todos, nos había hecho reír el tipo este, con su broma del “pie derecho tío”, con su jerga, sus ofensas, sus cismas y su revolución.

Cambio total, dejó por momentos la revolución, se metió con las mujeres, con la sociedad machista, con el patriarcado y a ella cada vez le gustaba menos la clase. Claro, yo me reía, ella se ofendía. Ya tuvieron su día, que más quieren. Para que hable, levanto los puños amenazando movimientos de body combat, me escondí en mi cuaderno azul, ella era capaz. Aunque el tipo de rojo seguía hablando, seguía metiéndose con las mujeres, ahora si algo que dijo la ofendió, volteo la mirada, buscando una congénere solidaria, al ver la que las otras parecían dibujar flores regreso mas ofendida que antes.

Solo se que necesitaba ese 19, decidí ponerme su camiseta, decidí que el barbón de Marx tenia razon, que el sistema esta mal y el trabajador pobre, pobre, era un explotado de la patada. Decidí convertirme a su ideal, marchar por la revolución, remedar a los parisinos en mayo del 68, de esas ganas de cambiar las cosas, de esa esperanza en que el hombre puede ser mejor. ¿Por que el hombre? ¿Y la mujer?, que acaso la mujer no puede ser mejor. Feminista tenías que ser, es una generalidad mujer. Y ahora si, terminó de dibujar, terminó la clase, como le hubiese gustado a Pilar, como le hubiese hecho escucharla a Jano. ¿Los vamos a ver?, la clase terminó, el profe se fue, la revolución continuará la semana que viene, a la misma hora y en el mismo lugar.

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