Despedir, despedirnos, despedirlos, no lo sé
pero la conjugación de ese verbo no me convence.
(Los derechos de estilo sobre esta frase
gracias por el prestamo, una vez más)
Este discurso no es mío, pudo serlo, pero no lo es. Esta noche de su celebración fue inmolada en los altares de mi tiempo, paso a ser un recuerdo que no le contare a mis nietos, o la foto desvelada en mi pagina web. Cinco años, muchos rostros, que se van por la puerta grande con diplomas y algunas lagrimas, que se abren a las calles de la ciudad con su hambre de triunfo, con sus sueños de subir las escaleras, y sus planes perfectos para invadir las oficinas más altas de los rascacielos. Cinco años con nostalgia del fracaso y las peleas, de los sustos y los disgustos, de los amores perdidos y de los que se juran eternos, cinco años con memoria de tiempos mejores, más fáciles, más libres, sin corbatas, sin taco 7, sin un sol en el bolsillo, sin los grilletes del día a día. Sin tu rutina de hombre realizado y profesional, con el cabello rebelde, con los ojos en la otra acera, con los cigarrillos eternos, con las charlas sin tema, las verbenas de todos los fines de mes. Cinco años escurridizos, de metamorfosis, de cambios, cinco años descubriendo Américas, cinco años proclamando tu independencia, cinco años pisando lunas por primera vez. Cinco años de tus pasos perdidos, de tu piel, de tus ojos, de tus labios, de tus besos que nunca me besaron, de tus manos cayéndose de mis manos. Cinco años de los amigos que viajan a mi costado, cinco años que no pienso olvidar en el humo gris de mis mañanas, con su foto amarillenta en la biblioteca apolillada, con sus escapadas semestrales para vernos nuevamente a la cara y recordar en nuestras arrugas que no todo tiempo pasado fue peor.
Cinco años por ustedes, por Yanny, entre todas las mujeres, la flor de la canela de mi vida, por su dulce compañía, siempre, siempre… mucho siempre. Por Jano, el único y verdadero gigante que conocí, por ser tan Gulliver entre los enanos de la facultad, por ser el fuego que ilumina en las noches de la imaginación, por ser tan gato techero desde su cama, por ser quien brinda con la copa rota, por hacerme la vida menos idiota . Por Cris, sus días y sus flores. Por David y su búsqueda de otras rutas hacia el cielo. Por Fio sus ojos felinos soñolientos, su abandono de la infancia, sus oídos fáciles a mi voz. Por Dayi, su locura, sus preguntas sin respuestas, su vicio por sacarme de quicio. Por Zoila y su cariño maternal, más admirable eres de lo que crees. Por Cindy mi hermana de mala sangre. Por Sara, bendita seas. Por Vero peleándose con todos, menos conmigo. Por Tati, la química y Fito Paez. Por los amigos que destaparon las botellas, por los que ofendí sin intención (ruego porque alguna vez me absuelvan), por las hermandades quebradas, por los amores soñados cada media hora, por los colegas del principio, por los del final, por Gaby, por Eli, por Víctor, por los que abriga la retina, por los que pierde la memoria, por mis cinco años de primavera, por este mal sabor a despedida, por la esperanza de que el camino no nos pierda tanto y que no se venguen tantos olvidados.