2 días para recordar, sacados del olvido, de ayer, de martes que se fueron, del jueves que vendrá. 2 días de “hoy la he visto… La he visto y me ha mirado… ¡Hoy creo en Dios!”, 2 días que llenan un mes, un ciclo, que justifican y son esencia, que te arrancan de la ausencia.
Por las visiones que me regalaste, moviendo la manito para saludar, sacudiendo los dedos al aire, a mi aire, a ese que se nos entromete. Por los besos de mejilla, por tu inmensa sonrisa, si todas las mujeres sonriesen como tú, este Gólgota seria el paraíso.
Corazón veloz, que vuela bajo, que aletea débil, como el más hermoso regalo. Que se permite ser natural, que se muestra desinhibida, con la cara limpia, con las manos frías, llena de temores y nostalgia, risueña y callada, como tú sola.
Por tu inmensa belleza, por tu ser entero, por lo claro en tu mirar (con ayuda de las gafas), por tu espalda domesticada, por los muslos apoyados, por tu ser y tu derroche, que me ocupas 2 días y sobre todo mil noches.
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