3 de diciembre de 2013

Promesas incumplidas

Yo sé que me pierdo en las promesas, que la sonrisa es un compartir momentáneo y tu mirada apoyada en la mía sera mimada mientras dure la melodía. Yo sé que mejora el discurso con dos hielos flotando en este vaso y que es un deleite dejar caer los dedos por tu espalda. Entiendo que no nos conviene boletos de ida y vuelta, esto implica que quizás es mejor volver a prometer una despedida o ir mejorado eso de ir dejándonos cada vez que nos gana el raciocinio.

Sabes que nuestro baile es mejor entre bares, que tus manos viajan más a gusto cuando nadie nos busca las miradas y que las promesas tienen la eternidad que les da la noche, los vasos, el olvido. Es mejor saber que nos sabemos mentir y que en nuestros ojos está el convencimiento de que quizás, en otra oportunidad, cuando nadie nos vea y tengamos menos contratiempos, podremos satisfacer algunas de nuestras promesas incumplidas.

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