7 de enero de 2013

Del otro lado



La vejez se ha posado sobre tu rostro y yo puedo tocarla, tus ojos se han caído y tu hablar se hace lento. A veces tropiezas en tu terco ejercicio de andar sola y yo estoy atento al ruido que haces al intentar levantarte. Las horas se llenan de recuerdos que invaden la oscuridad en la que estamos viviendo, tú perdida entre tus lerdos movimientos y yo sentado entre memorias y momentos que me niego a olvidar. Los males y el tiempo nos han quitado las fuerzas, pero tú sigues luchando, mientras yo me dejo llevar, tú disimulas el dolor mientras yo naufrago entre las tinieblas, si tan solo pudiera curarte una herida.

Al final hay una forma de escapar, pero a ti nunca te gusto rendirte, me lo reprochaste tantas noches, mi derrotismo, mi pereza, mi predilección por salidas fáciles. En realidad solo acortaba mi dolor, nunca quise abandonarte, menos con esta enfermedad, cuantas noches te cogí en mis brazos y sentí que la vida se te iba cuando en realidad solo querías dormir. Sé que luchas y que sufres, que morirás luchando, vieja, si tan solo pudiera mostrarte lo tranquilo que se está del otro lado.  

No hay comentarios: