1 de marzo de 2009

No me esperes, Abril

Escribo cartas y no para que las leas,
quizás las escribo para mi mismo,
para buscar un poco de sinceridad.

Pasó otra vez, y de la misma manera, nos llegó el final, disfrazado de pausa, tuve siempre ese recelo ya ves que el subconsciente esta para ayudarnos día a día. No quise perder la cabeza, aceptar latidos, cantar que esa boca era mía, fui cauteloso por dentro, medí mis pasos, pensé que mejor era no pensar tanto; tú a mil por hora, sin freno y a la deriva en un torbellino de hormonas y besos debutantes vienes a decepcionar esta mañana con trampas y acertijos, que otra vez, otra vez me parecen tan iguales.

Pasó, pues, y así que uno aprende, que a la segunda ya nos vamos conociendo mejor, ojo, no lo llamemos error, vivir le han puesto a esto los filósofos. Por mi lado habrá muchas trabas si es que lo solicitas, no es lo mismo, no es igual, nuevamente y otra vez. Me gustaría nuestra historia, si fuese impresa en papel, pasta dura y a precio de ocasión, sabes bien me complico hasta con el olor del café, y hago filosofía en el banco, para que cargar con algo más que debería ser como un día de campo y no como las letras pequeñas del contrato.

Pasó y uno se da cuenta cuando trata de mentirse, cuando se aprieta con una mueca ebria la tecla que reproducirá la canción para el olvido, cinco veces y “ojala que te vaya bonito”. Uno se da cuenta, cuando queda poco tiempo, cuando te recomiendas desconfiar, cuando escribes una carta, cuando la escribes para ti mismo y la terminas con un resignado hasta siempre, siempre, mucho siempre.

1 comentario:

pamela dijo...

me gusta el titulo...no deberia esperarme!!!