Pudo ser el momento de soltar verdades, pero la sonrisa llevadera nos dejó un buen
sabor con tragos agridulces. La mirada profunda que se extiende en las pupilas
perdidas de antiguas amantes, son muchos pecados, demasiados secretos, el beso de judas repartiendo por todos lados, la
mejor cara del cinismo, regalada de
nuestra extraña consideración a los demás. Nadie busca jactarse de honores y
lealtades, todos cojean en este pasadizo.
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