Quizás tu mirada ande perdida en
la rutina, quizás te encuentres, luego en las mías. Puede que mañana sea una
mañana difícil para los dos. La sentencia de la claridad de las cosas nos
condena a una sonrisa pausada y a una mirada compasiva. No te prometo volverte
a buscar, ni te diré si me detengo un rato durante el camino. El viaje será
largo y cada vez más distante. Distante a esa casualidad traviesa que nos
permitiría volver a cruzarnos. No te preocupes por mi falta de abrigo o mi
desorden que no sigue a la rutina. He aprendido algunas cosas nuevas en estos
tiempos. Entiendo también tu partida. Sé que es la conclusión de varios días analizando.
Algún día volveremos a llamarnos para contarnos de los días sin mí, sin ti o quizás
nos extraviemos en el tiempo y quedemos como un recuerdo borroso que tan sólo
se sabe que se sentía bonito, por lo que es mejor una despedida amable. Mañana
viene también ella y no le hablaré de ti como lo hice de ella ante ti, sólo
para aminorar los errores dados, para no volver a pisar los mismos hoyos que
tanto nos costaron salir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario