11 de marzo de 2016

Cuento Chino

La gente dice que soy muy hábil con la computadora, que mis ilustraciones son las mejores y que se cómo conectar con el público. Yo, la verdad, siento que he tenido mucha suerte, el momento adecuado para mostrar mi trabajo me trajo a esta gran agencia de publicidad y el inesperado éxito de las campañas en las que participe me hizo ganar el respeto de mi jefe y mucho dinero rápidamente. Es así que ayer estuve, por primera vez, en una reunión para preparar la estrategia publicitaria de Keiko en la segunda vuelta, sí, segunda vuelta, porque es obvio que ellos ya están en esa instancia, y no quieren perder una vez más o eso era lo que yo creía.

Fui citado muy temprano por la mañana, los que me conocen saben lo difícil que puede ser para mi despertarme temprano, pero frente a la oportunidad tan grande que significaba este proyecto, puse de mi parte y pude estar ahí, diez minutos tarde, pero los que me conocen les dirán que es mucho mejor a lo que estoy acostumbrado. Primero me presentaron al jefe de campaña y al candidato a la primera vicepresidencia, personas muy decentes, o eso era lo que yo creía, nos pasamos toda la mañana entre presentaciones de nuestros trabajos anteriores, Brainstorm, resumen de los objetivos del partido y mucho raje sobre los otros candidatos y antiguos compañeros.  Pidieron comida de un chifa cercano y quien lo trajo fue nada más y nada menos que el esposo de Keiko, Mark Vito, nos repartieron los platos y mi gesto al probarla debió ser tan obvio que el mismo Mark me miró y dijo “para la cena comerás algo mejor”  en su español malísimo y casi humorístico.

Mark se quedó en la reunión toda la tarde, por momentos entraban algunos candidatos al congreso desesperados por tener mayor protagonismo, pero fueron muy pocos los que se quedaron hasta el final. Nunca ví a Keiko, ella estaba en cuzco donde seguro la esperaba un gran recibimiento, pero conocí a varios futuros congresistas o ministros, porque así era como me los presentaban. Finalmente, teníamos los lineamientos claros y prometimos volver en una semana con la campaña diseñada a todo nivel (radio, televisión, redes sociales, etc.). Mark tomó la palabra antes de que nos despidiéramos y nos invitó a celebrar por este día tan productivo, mi jefe no podía quedarse mucho tiempo, pero yo era joven y sin obligaciones así que los seguí hasta el final de su largo recorrido por la noche limeña.

Poco a poco se fueron retirando las demás personas y cada una se veía más borrosa que la anterior, al final solo quedamos un candidato a congresista, Mark, su guardaespaldas, el chofer y yo. El congresista, perdón, el candidato les pidió que nos llevarán a un bar de barranco para cerrar la noche pero yo no dejaba de seguir pensando en estrategias para la campaña de segunda vuelta, él me hablaba de futbol y yo le hablaba de buscar el apoyo de algunos jugadores representativos de la selección, el me habla de comida y yo le decía que sería buena idea tener una especie de mistura como cierre de campaña, y así seguimos toda la noche hasta que se cansó y me dijo: “tú debes ser el peruano más chamba de todos, no dejas de pensar en tu trabajo, y probablemente quieres que ganemos más que nadie, pero por esta noche solo relájate, no trabajes más que nosotros, porque ya hemos ganado, no las elecciones, sino nuestro objetivo principal, limpiar y repartir la plata. Déjame ponerte un ejemplo, a tu jefe le vamos a pagar S/. 500,000 soles por esta campaña, ¿Cuánto debería costar realmente?, supongo que S/. 100,000, pero con eso ya limpiamos S/. 400,000 y le reconocemos a tu jefe el apoyo a Alberto durante tantos años, y lo comprometemos a más obviamente. Tú eres un joven inteligente, multiplica ese sistema por cada cartel, comercial de televisión, periódicos, polos, pintura de paredes, etc. Seguimos lavando dinero por todo el país cada 5 años y de yapa metemos 30 congresistas, no importa si vamos a ganar, ya conseguimos lo que queríamos.”

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