Voy a viajar de
nuevo a tu risa y disculpa si la pista de aterrizaje está ocupada, si la
comitiva no está preparada para mi llegada o los climatólogos hablan de tiempos
difíciles.
Debo confesar
que poco me importa, prefiero buscar ese paisaje encantador que alguna vez compartimos
y caer entre tus labios dibujados con excusas al deleite y al gusto por tu sonrisa.
Buscaré esos mimos que complementan más mi dicha e iré por caminos extensos, siguiendo
las líneas naranjas que se escapan entre las nubes o iré en plena nocturnidad por
donde se junta la mar con la noche. Iré como te prometí aquella vez en que tus
ojos hinchados se despedían y mis manos temblorosas te acariciaban por última
vez.
Así que ya sabe,
viajaré hasta tu risa con alguna escala por tu nariz traviesa, me acomodaré en
el cobijo de tu pecho, bordearé tu cintura y en tu mirada me detendré.
En el camino,
soltaré el equipaje de recuerdos vanos para perder algo de peso, pero llevaré
la intención en los bolsillos de la camisa. Usted decida si me recibe, si en
una tarde cualquiera recoge un poco de esa nostalgia maldita y alza la mirada
buscándome, me acomoda la pista de aterrizaje, deja en el suelo sus recuerdos
vanos y nos largamos a disfrutar un poco de nosotros por otros lados.
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