17 de abril de 2014

Sin pista de aterrizaje

Voy a viajar de nuevo a tu risa y disculpa si la pista de aterrizaje está ocupada, si la comitiva no está preparada para mi llegada o los climatólogos hablan de tiempos difíciles.

Debo confesar que poco me importa, prefiero buscar ese paisaje encantador que alguna vez compartimos y caer entre tus labios dibujados con excusas al deleite y al gusto por tu sonrisa. Buscaré esos mimos que complementan más mi dicha e iré por caminos extensos, siguiendo las líneas naranjas que se escapan entre las nubes o iré en plena nocturnidad por donde se junta la mar con la noche. Iré como te prometí aquella vez en que tus ojos hinchados se despedían y mis manos temblorosas te acariciaban por última vez.

Así que ya sabe, viajaré hasta tu risa con alguna escala por tu nariz traviesa, me acomodaré en el cobijo de tu pecho, bordearé tu cintura y en tu mirada me detendré.


En el camino, soltaré el equipaje de recuerdos vanos para perder algo de peso, pero llevaré la intención en los bolsillos de la camisa. Usted decida si me recibe, si en una tarde cualquiera recoge un poco de esa nostalgia maldita y alza la mirada buscándome, me acomoda la pista de aterrizaje, deja en el suelo sus recuerdos vanos y nos largamos a disfrutar un poco de nosotros por otros lados.

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