9 de mayo de 2012

Mi Vicio

Todos tenemos vicios, adicciones. Mi personalidad es adictiva, tengo muchos vicios. Mi vicio es carnal ver el objeto de deseo me genera la necesidad de tenerlo en mi cuarto y revolcarme en su aroma, en su sabor, devorando cada centímetro de su ser en bocados condenados, porque tengo un vicio prohibido y muy malo. En la calle lo ofrecen, hay de todo precio y dimensiones, algunas veces pruebo en rincones desconocidos, otras veces voy por referencias o por la maldita experiencia, que ya son años. El deseo me hace buscarte, pensarte, soñarte, buscando el espacio en mi rutina donde pueda satisfacer mi antojo y romper siempre la misma promesa de nunca más y esta es la última lo juro. He tratado muchas veces de huir, alejarme de tus llamas y reemplazarte con alternativas menos censurables, más hogareñas, pero un vicio es un vicio, y vuelvo a caer en tus garras, relamiéndome a escondidas tu sabor, intentando no darme cuenta de lo que hago.

Ayer intenté nuevamente dejarlo, pero el vicio se colaba en mis avenidas, ofreciéndose libremente en la calle, provocando a los transeúntes y colándose en mí retina. Las cuadras que camino hacia mi casa son una tortura, puedo verte, puedo olerte, puedo sentir tu sabor en mi boca con solo pasar a tu lado, ya no encuentro salida, porque un vicio es un vicio, y todos tenemos una adicción; no puedo ir contra la corriente, prefiero devorarte en el rincón más oscuro de la pollería, ahora si lo juro, mañana empiezo la dieta.

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