24 de abril de 2012

Salud

Y si mañana llego para no molestar las ausencias impuestas, si mañana te comento el dolor que aquejo o quizás más tarde, porque entiendo, andan algo ocupados con sus propias quejas, que tal si disimulamos los dolores y nos pintamos de azul todos los involucrados. ¿Tú crees que les guste? Seguro así no nos acusen de insurrectos o revoltosos, de malicioso y pesimistas. Entiendo que no es bueno gritar en este lugar, quizás porque no se escucha más allá. Y si hacemos un trato, de que tratas de hacer lo mejor, yo pongo de mi parte en la espera que desespera y no caigo rendido con mi último respiro. Que te parece si cambiamos tu bata blanca por la mía color paciente y te olvidas por un momento de la rutina y te acuerdas con quienes tratas, que te parece si le damos algo de sensibilidad a los que atienden en este lugar y se olvidan de las malas caras. ¿Habremos solucionado algo? Y si nos pintamos de azul y bailamos junto a las cifras bellas de nuestra economía y convertimos este hospital en un manicomio hermoso donde está loco el que cree que su dolor es prioritario y el que considera que la salud es prioridad. Nos olvidamos de los dolores que aquejan, la mala atención, la falta de insumos, bajo presupuesto, la mirada esquiva del gobierno. Que tal si tan sólo bailamos completamente azules, como ellos lo ven, como ellos creen que es y debe seguir. Una danza, su danza que tanto les ha acomodado y así no nos salimos de lo establecido. ¿Te parece?...

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