Yo soy la parte fea de la estadística, la que todos quieren combatir, la última letra de tu escala social, la que todos quieren eliminar. La mañana se despierta con el ruido que hago al alistarme, las calles tienen todavía el sabor de la madrugada cuando espero el bus, todos los segundos cuentan cuando las tardanzas se pagan tan caras. En verano puedo ver el sol antes de entrar y a veces cuando salgo temprano, los demás meses es un recuerdo. Dentro del trabajo nos estacionamos en nuestros asientos y empezamos a ensamblar alguna parte de algún artefacto de alguna marca que bien puede ser de un perro robótico, una metralleta o un juguete sexual. El tiempo para almorzar debe ser exacto, si es menos mejor, si te pasas es un memo, si conversas más de 3 líneas son dos, si protestas son tres, si llegas tarde ya es causal de despido. Y a ver quién te contrata sin recomendación, con hambre, con el presupuesto ajustado, con mala suerte, sin esperanza. Rutina del día, rutina de la hora, rutina del minuto, si hasta ensamblo partecitas en mis sueños, rutina del segundo que se vuelve instinto, como la configuración de una maquina.
Puede ser peligroso salir tan tarde del trabajo, ya los buses pasan más lejos y con menos frecuencia, y aunque somos pobres, nunca falta algún ladrón que intenta robarnos a golpes nuestra nada. Y hay que volverse invisible a la hora de entrar en la casa, mamá está enferma y no quiero que se despierte, y hay que quedarse mudo cuando se llega a la casa, mis hijos tienen clases mañana y no quiero que se despierten; a veces mi mujer llega más tarde, yo la espero, otras veces la encuentro dormida y quisiera besarla en la frente pero tiene que trabajar mañana y no quiero que se despierte. Los días libres se buscan cachuelos y se puede conversar con la gente, se puede escuchar a la gente hablar, se puede ver a los otros hablar, se puede leer a los otros en el diario, a la parte que crece en la estadística, a los que cruzaron la línea o a los que solo la ven en gráficas, a los que teorizan la pobreza, resumen mi rutina y ensayan formas de combatirme. Los puedes escuchar hablar, los puedes leer decir que el país crece, que la economía salta, que la felicidad brota de los árboles y el oro esta bajo el polvo de mis zapatos, que este tiempo es el mejor, que el sol brilla por igual para todos, que hay una parte fea de la estadística, que no se adapta, que no sabe aprovechar la bonanza, que el pobre es pobre porque quiere, que es en vano ensayar alguna ayuda... Si tan solo tuviera voz para contestar
No hay comentarios:
Publicar un comentario