Algunos lo vieron corriendo por la berma central, otros lo vieron doblando la esquina, pero todos coincidían en que no llevaba pantalón ni ropa interior. Lo describen como de 1.5m de alto, contextura gruesa, cachetón (por delante y por detrás), cobrizo y poco dotado por la naturaleza. Dicen que cruzó la calle como a mitad de cuadra, entre el banco y la farmacia, trataba de cubrirse las partes íntimas con sus manos, se le notaba con miedo y con frio, no dejaba de correr. Detrás de él iba una señora lanzando amenazas, supusimos que era la agraviada, el tipo dobló la esquina y estimábamos su ruta de escape en función a los gritos que lanzaba la gente con la que se cruzaba, algunos eran de horror, otros eran carcajadas, y no faltó un silbido que llenase la avenida. Subimos unas 3 o 4 cuadras, todos narraban lo mismo, 1.5m de alto, cobrizo, cachetón, calato… según las declaraciones iba en dirección al cerro y detrás corría siempre la misma señora gritando y rogando que se detuviera, lo llamaba por su nombre Jorge, Jose, Joel, los testigos no se pusieron de acuerdo, el caso es que la agraviada lo conocía.
Por un momento perdimos el rastro, las calles que dan al cerro son tan laberínticas que los gritos se mezclaban y las versiones se contradecían. Solo podíamos guiarnos por nuestra lógica, ¿A qué parte del cerro podría ir un tipo sin pantalón?, quizás conocía una especie de cueva donde pueda vestirse o esconderse de su perseguidora. Por suerte, antes de seguir esbozando teorías desafortunadas, lo vimos subiendo por un techo, 1.5 m de alto, cachetón, cobrizo, desnudo. Dos de nosotros fuimos detrás de él, otros dos fueron por la calle paralela para cortar su salida, yo pude hablar con la señora que lo perseguía, me dijo que el nudista se llamaba José, que tenía mucho miedo, que lo ayudemos, que estaba arrepentida.
Lo cogieron en la paralela, uno lo agarró del cuello, y los demás de cada brazo. Aun con el frio el tipo sudaba a cantaros, los pies los tenia heridos de tanto correr descalzo, luchaba por escapar, “suéltenme, suéltenme” gritaba, “me tendieron una trampa, déjenme escapar, no dejen que me atrapen” seguía. Le hicieron algunas preguntas, pero no respondió a ninguna de ellas, repetía lo mismo una y otra vez, al final solo dijo “me han engañado, me han engañado, ella dijo que estaba enferma, la acompañé a la farmacia. Lo tenían todo preparado, ella cerró la puerta, la enfermera esperaba junto a la camilla y el doctor me cogió por detrás, me sacó los zapatos y jaló con tanta fuerza mi pantalón que me lo quitó con todo y ropa interior. Yo luchaba, ella fue a ayudar al doctor, la enfermera preparaba la inyección que me habían recetado. No sé cómo pude librarme, abrí la puerta y corrí, no tuve tiempo de ponerme el pantalón. ¡No dejen que ella me encuentre!, ¡no me quiero poner la inyección!, ¡me ha seguido, está corriendo detrás de mí! ¡Oficiales por favor, no me entreguen a mi madre, no quiero ponerme la inyección, se los ruego!”.
1 comentario:
buenO...de los buenOs!!! ")
q suerte q no fue sobre el #janO el nudista#!! jajaja
Publicar un comentario