12 de agosto de 2016

El mismo pasadizo

Pudo ser el momento de soltar verdades,  pero la sonrisa llevadera nos dejó un buen sabor con tragos agridulces. La mirada profunda que se extiende en las pupilas perdidas de antiguas amantes, son muchos pecados, demasiados secretos,  el beso de judas repartiendo por todos lados, la mejor cara del cinismo, regalada de nuestra extraña consideración a los demás. Nadie busca jactarse de honores y lealtades, todos cojean en este pasadizo.

Despedida

Quizás tu mirada ande perdida en la rutina, quizás te encuentres, luego en las mías. Puede que mañana sea una mañana difícil para los dos. La sentencia de la claridad de las cosas nos condena a una sonrisa pausada y a una mirada compasiva. No te prometo volverte a buscar, ni te diré si me detengo un rato durante el camino. El viaje será largo y cada vez más distante. Distante a esa casualidad traviesa que nos permitiría volver a cruzarnos. No te preocupes por mi falta de abrigo o mi desorden que no sigue a la rutina. He aprendido algunas cosas nuevas en estos tiempos. Entiendo también tu partida. Sé que es la conclusión de varios días analizando. Algún día volveremos a llamarnos para contarnos de los días sin mí, sin ti o quizás nos extraviemos en el tiempo y quedemos como un recuerdo borroso que tan sólo se sabe que se sentía bonito, por lo que es mejor una despedida amable. Mañana viene también ella y no le hablaré de ti como lo hice de ella ante ti, sólo para aminorar los errores dados, para no volver a pisar los mismos hoyos que tanto nos costaron salir.