Peruanito, ¿qué esperas
para bailar la samba de tu vecino?, no es tan solo por medio real de incremento
en el pasaje, a ti te sobran motivos para imitar a los brasileños, mi hermano,
si te suben el pasaje y te atienden peor, si te aumentan el precio del gas
cuando te habían prometido bajarlo.
Siguiendo con el
transporte, amigo universitario, que esperas para hacer valer tu medio pasaje,
para exigir respeto, para pedir seguridad. Y si estos argumentos te parecen
minucias indignas de protestas que topen la capital, porque no asaltas las
calles pidiendo el infierno para los corruptos, cárcel para los autores de narco
indultos, embargo para los desfalcadores del presupuesto nacional y final para
los acuerdos bajo la mesa con gollerías familiares. Qué esperas para pedirles
por la educación de tus niños, por el alimento de tus hambrientos, por el
abrigo de los puneños, cuanto más van a tener que depredar tus recursos para
que reacciones, cuantos abusos necesitas en la bolsa para decir basta.
Peruanito, ya te has
olvidado de aquella marcha, de aquella vez que lavaste las banderas para
decirle no a los mafiosos que se habían atrincherado en palacio. ¿Cuánto más
vas a aguantar esta vez? O es que acaso la economía te ha adormecido, y estas cómodo
todavía, a pesar de... Cuándo escucharás el grito de los mudos y cuando
aprenderás a leer en los muros de la calle la palabra que busca hacerte
reaccionar, sacarte de ese trance en el que vives y llamarte a la acción. Los
cambios no nacen, se hacen, se ganan, golpe a golpe y verso a verso. Peruanito
cuando deparaste de quejarte frente al noticiero, o en un café con aire
acondicionado, cuando entenderás que un día nuevo se gana en las calles y no
desde un blog.
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