22 de junio de 2013

Complicidades y disimulo

Sé que vienes con el mismo disimulo de siempre, alegando la confianza en este tipo de amistades. Sé que no buscas el amanecer mientras yacemos en la alcoba, que el pecado sabe bien con tu sonrisa y mis besos van apaciguando cualquier culpa. Sabemos que no es necesario exigir voluntades, que establecimos bien claro lo roles, acuerdos que nos propicia la confianza y la complicidad de viejos amantes. Sabes que mi visita es tan pasajera como la neblina a través de los faroles en pleno invierno y la tuya tan fugaz como el tiempo que se nos discurre entre los deseos en plena nocturnidad. Sabes que la pena no te consume cuando sales de casa con alguna mentira o abandonas a los amigos con otra. Se compensa con esta noche de amantes en la otra cara de la luna, en la oscuridad de nuestro escondite, bajo el abrigo de nuestros cuerpos, junto al juego que inventamos o las travesuras en las que te envuelves sin tapujos, sin pudores y que se apacigua con el deleite de nuestros cuerpos, la complacencia de nuestros deseos, la realización de nuestra locuras. Te encanta saber que nadie te creería capaz de lo que haces por estos lares, con este acompañante y te encanta que discutamos como viejos camaradas, que nos llenemos de carcajadas de grandes amigos, que nos sumemos a la élite de los progresistas de máquinas y papeles y  que al final de todo lo vivido, nos despidamos como lo que siempre  fuimos. Encantadores conocidos, que se saludan con disimulo cuando el día los ilumina.

20 de junio de 2013

Qué esperas peruanito



Peruanito, ¿qué esperas para bailar la samba de tu vecino?, no es tan solo por medio real de incremento en el pasaje, a ti te sobran motivos para imitar a los brasileños, mi hermano, si te suben el pasaje y te atienden peor, si te aumentan el precio del gas cuando te habían prometido bajarlo.
Siguiendo con el transporte, amigo universitario, que esperas para hacer valer tu medio pasaje, para exigir respeto, para pedir seguridad. Y si estos argumentos te parecen minucias indignas de protestas que topen la capital, porque no asaltas las calles pidiendo el infierno para los corruptos, cárcel para los autores de narco indultos, embargo para los desfalcadores del presupuesto nacional y final para los acuerdos bajo la mesa con gollerías familiares. Qué esperas para pedirles por la educación de tus niños, por el alimento de tus hambrientos, por el abrigo de los puneños, cuanto más van a tener que depredar tus recursos para que reacciones, cuantos abusos necesitas en la bolsa para decir basta.


Peruanito, ya te has olvidado de aquella marcha, de aquella vez que lavaste las banderas para decirle no a los mafiosos que se habían atrincherado en palacio. ¿Cuánto más vas a aguantar esta vez? O es que acaso la economía te ha adormecido, y estas cómodo todavía, a pesar de... Cuándo escucharás el grito de los mudos y cuando aprenderás a leer en los muros de la calle la palabra que busca hacerte reaccionar, sacarte de ese trance en el que vives y llamarte a la acción. Los cambios no nacen, se hacen, se ganan, golpe a golpe y verso a verso. Peruanito cuando deparaste de quejarte frente al noticiero, o en un café con aire acondicionado, cuando entenderás que un día nuevo se gana en las calles y no desde un blog.