Es posible que mucho de nuestra forma de ver las cosas motive nuestra lejanía, quizás son nuestros escenarios de lucha. Que te aburra mi base de protesta y a mí me moleste las peleas, muchas veces sin sentido, que suele haber en el tuyo. Quizás eso nos tenga un tanto distanciados, pero como observador del mundo, cargo importante que me he puesto en mi base de protesta, puedo estar encantado de observarte a la distancia y disfrutar a pesar de la lejanía algo impuesta. Que te admire en secreto y sueñe a que compartimos los mismos golpes de la policía o la misma pimienta entre los ojos. Enmarrocados muñeca a muñeca, abrazados en la misma carceleta. Embriagados de amor o de lucha.
Finalmente, es cuestión de querer, creer y crear y yo te quiero, me la creo y te suelo recrear, entre tintas, viejas líneas, carbones o poesías. Te recreo a pesar que ahora te cueste la sonrisa, que tu mirada empiece a girar hacia otros lados, que no poses a mi costado y ya no me pidas más retratos. Te creo cuando dices que sigue la lucha, que mi asiento no es buen lugar para la protesta, que tienes más reuniones del partido y ese chico de mochila gastada y compañero de lucha no es más que un amigo tuyo.
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