3 de enero de 2016

Quinientos uno

El mes pasado me escribió tu hermana para contarme que has quemado todas mis cartas, que por favor no insistiera, que respete tu forma de seguir adelante y que te deje en paz. Mi primera reacción fue de rabia al recordar la pasión que grabé en cada una de ellas y las noches que pase puliendo todas las palabras que quería llevar a tus manos. Sentí que parte de mi corazón también fue condenado al fuego por tantos sentimientos que entintados viajaron.


Pero luego de algunos días logré entender que el pesimismo alimenta la depresión e incrementa la distancia que nos separa. Por lo que he decidido tomar tu pequeño ritual al fuego como una oportunidad para borrar dos años de errores y regresar al ridículo placer de escribir palabras que me acerquen a ti. 

Espero que cuando leas esta segunda primera carta y cuando la releas puedas encontrar que no solo en la fecha que está firmada te amé sino que te amaré todas las veces que la abras buscando estos sentimientos que viajan a ti sin retorno, sin ambición, solo porque espero alguna noche recibir una respuesta, aunque tenga que enviar quinientas primeras cartas. Porque es cierto que el amor solo es perfecto cuando empieza y que luego todo es cuesta abajo, pero por ti estoy dispuesto a subir quinientas veces más y empezar de nuevo. 

La fecha que quieras/del mes que sea/en el año que se te antoje
Desde algún lugar demasiado lejos de ti.

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