Ojalá te atrevieras a cruzar ese puente, a escribir o gritar
mi nombre en la oscuridad. Tengo tanto
miedo de estar equivocado que no podría moverme ni un centímetro en
falso esta vez. Mi cuarto está al borde de un precipicio y yo salto más fuerte
cada mañana, sé que voy a caer a un costado muy lejano del tuyo pero no sé si
es lo que quiero. ¿Qué hacer cuando volteas la mirada y no te gusta la senda
tras de ti?, ¿he fallado tanto que no puedo borrarlo? Aunque es cierto que
siempre estuve medio perdido, pero sigo saltando, y solo he llegado empujado
por los minutos de tantos días iguales y cortos. El año ha sido tan desastroso
y se ha pasado tan rápido, entre brinco y brinco, que siento estar arrastrando un
paquete de decepciones en el bolsillo esperando explotar al contacto con el
viento, en el lugar donde más haga daño, sin diferenciar inocentes de
culpables.
Ojalá me fallara la memoria y olvidara recordar los errores que
he cometido en la ruta, ojalá solo tuviera que seguir saltando, sin enfrentar mis
fallas y aprender a tolerarlas así como acepto la de los que me acompañan,
ojala pudiera dejar de acercarme al vacío y perdonarme tantos errores como
los que te he perdonado a ti.