Ahora ya nadie me escucha, solo tú. Ahora es tu jardín mi
mejor amigo, y tu nombre el único que me espera. Ni los jóvenes, ni las
mujeres, ni la casa que compré, ni el auto que conduje, ya nada me pertenece,
solo tú, tú en mis mañanas y tú en mis recuerdos.
Tal vez no me siguen porque no saben dónde voy, tal vez no me ponen
atención por temor a entender. Quizás quieren olvidarse también de mí, quizás saben
que no tengo a donde volver, que solo me quedas tú jugueteando en mis
recuerdos, segura bajo mis brazos, ahora indefensos.
Es tan raro el amor, se la pasa hablando del futuro, y cuando este se va, se la pasa añorando el pasado; mi pasado que está lleno de ti, de tus risas y tus palabras, de esas caricias que dejabas caer en mi pecho ahora lejano.
Nunca podré agradecerte el tiempo que pasaste conmigo, las
cosas que construimos y las noches que dormiste a mi lado. Pero sobre todo,
nunca podre agradecerte que sigas aquí, que vengas fielmente a visitarme,
esperando el día en que durmamos juntos nuevamente, bajo el mármol que nadie quiere
mencionar.