Uno se distrae, se concentra en sus cosas. De nuevo los estudios y esa rutina que va marcando los días, ese camino que sin querer nos aleja o quizás queriendo querer. Y de nuevo, en el momento del silencio, o quizás en plena bullicio de esta lima caótica, en pleno acto natural de la rutina, te harás presente una vez más propiciando esos respiros del alma, respiros del tiempo. Tributos a tu gracia, tu sonrisa, a ese "mime" contigo, pequeños actos antes que nos calmaban el amor. Y vuelven tus recuerdos, quizás ya no como viento huracanado que derrumba todo a su paso, sino más bien como brisa marina que saca trocitos de arcilla de los edificios abandonados, lento, de a poquitos, suave...